Grupo: TYPHUS. Disco:Mass Produced Perfection. Sello:Punhisment 18 records. Año:2020

La esencia del speed metal de antaño.

Escrito por Scheitan.

Dentro de mi ejercicio anual en búsqueda de potabilidad más allá de la extrema, en uno de los subgéneros que más toca excavar es en el aletargado, o moribundo speed metal, sobretodo el de máxima pureza, (ojalá me tape la boca Stälker, con lanzamiento el 30 de Octubre), y con Razor muertísimos, Exciter en silencio desde hace 10 años y Agent Steel tirando de vocoder en su adelanto, regresando 13 años después, la cosa no pinta bien. Pocos pero buenos trabajos de Ranger, Seax, Evil Invaders o Armory en los últimos años o, ya entrando en mezclas, el buen segundo trabajo de los germanos Vulture, que catalogué el pasado año como el mejor y honroso ejemplo del sonido nostálgico old school speed/heavy/thrash. Para este 2020, descartadas las parodias de turno de Stallion o SDI al no presentarse Enforcer a concurso, pensaba que tocaría conformarse por defecto, en un viraje al thrash, con el último trabajo de los veteranos Annihilator o el de Primal Fear, mirando al pantanoso power.

Y de pronto se me presentan estos griegos de Typhus, que siendo sincero cojo con pinzas, ya que practican thrash old school de base, pero que han conseguido trasportarme a esa velocidad de los 80’s, a esos inicios cuando a casi todo se le ponía el apellido speed, con su afilado debut «Mass Produced Perfection». Un disco fácil y sencillo que rezuma añejez en cada uno de sus cortes, del que no necesita de destreza técnica, pero con buena labor de equipo demostrando que tienen más de 10 años de experiencia. Un cóctel de calidad donde caben ambas orillas americanas, desde Toxik, los primeros Anthrax/Nuclear Assault, Annihilator o Seax, pero potenciando el oeste con esa influencia Exodus/Testament y la más llamativa de Megadeth. ¿Como si no iba a editar el disco Punishment 18 Recs?, Jajaja. Bromas aparte, la discográfica italiana (ojo al discazo de Reverber) ha apostado fuerte por estos griegos, que de mano de Michael Karpathiou (Exorsis) y portadón de Pär Olofsonn (Inmolation, Unmerciful, Unleashed, Exodus, Cannabis Corpse, etc…) han solidificado esta esperanzadora propuesta.

De los 8 temas y el interludio de «Mass Produced Perfection», como ya he dicho, más cortante que golpeante, destaca el imperfecto aullido adictivo de Kostas Korg, el amistoso duelo de guitarras en los solos entre los compenetrados Foukarakis y Alexiu, además de la alegría en la base de Ginis y el propio Korg.
Descarga adrenalítica desde la inicial «Serpents of an Aberrant Reality» donde ya destaca el contratempo marca Megadeth, ese diálogo de hachas y buen estribillo, más cantoso todavía en el buen single «Krieg-Sanity». «Dyatlov Pass», con buena historia detrás, es pegadiza como una lapa, riff fácil y sencillo, de esos que Destruction fabricaba como churros, y con cada uno de los miembros aportando lo suyo creando un temón redondo. Algo más de potencia y golpeo, más thrash a lo Testament aporta «Terrorzone», en una descripción guapísima del infierno que puedes vivir como mosher (saludos a los amigos que dejé en la visita de Possessed), que tira de antebrazo y bajo más macarra superando a la grabación original como Nuclear Terror. Al igual que en «Pride Breaker», el otro de los temas recuperados de su anterior etapa, este más Annihilator.
Algo más ricas y densas, dentro de la sencillez, están «In Our Image, After Our Likeness», tema central del disco, juega algo más con el tempo, que tras un inicio extremo pasa por un breakdown de riff tritónico demostrando buena habilidad y acentuando el tono denunciante. O «Asylum of Deviants», donde luce la base cargada de contratempos que generan un medley donde se muestran los mejores gorgoritos de Korg y el dominio de técnicas más allá del palmute. O el cierre con «Faith Machinery», el resumen perfecto al trabajo combinativo y máximo aroma retro que por momentos te sienta al volante del Pontiac de Michael Knight, acabando por todo lo alto antes de volver a introducirte en la siniestra fábrica de perfección que te invita a poner el disco en bucle.

Al final va a resultar que lo mejor del año va a estar en la cercana Grecia, salvando el año del OSDM con Plague, una vez más On Thorns I Lay en cuanto al Doom metal y el old school speed/thrash con Typhus, que se suma a lo mejor de la buena y variada escena griega junto a Sacral Rage, Exarxis, Shadowmass, Bio-Cancer, o los veteranos Suicidal Angels o Crystal Tears. A pesar de todo, no deja de ser un sucedáneo (excelente) a la inminente e inevitable extinción, cual lince ibérico, del speed metal de arma blanca.