REAflexiones: Conversaciones nocturnas.

Escrito por Sebas Abdala.

Las 5.45 y otra vez no consigo dormir bien. Me desvelé pensando en cómo ha ocurrido Todo esto en el Mundo. Pienso en lo delicado del trabajo de mi entorno, el mío, el precario, el ERTE, la Historia del Rock. Pienso en qué gran cambio ha sucedido.

Y entiendo que no es que haya cambiado todo, si no que tal y como decían allá lejos en los Piquetes de Cutral-Có, el Capitalismo tiene un plan, y lo está llevando a cabo. Eso lo decía una mujer, a la que hoy llamaría “piba” que tenía una remera de Hermética. Recuerdo que un viejo comentaba a otros congéneres híper revolucionarios de dinero que era una pena que ya no se escuchara a Silvio Rodríguez en los Piquetes… no. “Ahora se escuchan a Los Redonditos, RAP, cumbia” y movía la cabeza como apenado de que no fuera una verdadera revolución. Viejo imbécil, pensaba yo, cuando llegue la cana a cagarnos a palos le va a dar igual lo que estemos escuchando…

Suspiro.

Mi pareja se remueve un poco por mi inquietud, abre un ojo, intenta una caricia como para sosegar esa turba que me revuelve… Le guiño un ojo, me hace creer que se cree que estoy bien, es Divina. Vuelve a dormir, sabe que es mejor dejarme boxear con mis pensamientos. Tanteo el móvil y comienzo a pensar en “mis bandas”, en lo que cuesta que les publiquen una nota de prensa, un vídeo. En lo que les cuesta entrar a currar a las 01.00 am como maestro panadero a uno, a otro subirse a las 7.00 a lo más alto de una grúa, o hacerse 800 kilómetros por semana para televisar una pelotita de lado a lado. Otros en paro, sin bares donde cocinar (como yo, por tener edad de contrato complicado) y, claro, el clásico margen de aquellos que no pueden hacer valer lo que estudiaron… Pero así y todo se buscan la vida para esas cuerdas de bajo, o para pagar la sala de ensayo, incluso para ensayar mientras no pueden hacerlo… así de conflictiva y bifurcada corre la vida. Esas bandas de casi “puretas”, algunas, que no los conoce ni su puta madre… según dicen los salvadores del Rock. Entonces me acuerdo de cuando era pibe y, en verano, le decía a mi mamá “Me aburro”. Y ella me respondía “Agarra un libro o te venís con nosotros al huerto, elegí.” a veces me iba con ellos a podar ligustre, recoger las hojas de palmeras caídas. Hacía calor y era cansado, pero pasaba ratos con los mis viejos, ponían la radio y sonaban Queen, Springsten, INXS o KISS… y mi papá escuchaba algo atento, luego silbaba un tango y ponía AM Colonia para escuchar el sorteo vespertino “La oro”. Así aprendí el legado de mi familia “O estudia o trabaja, pero hacé algo de tu vida.” Cuando volvían las clases, extrañaba esas tardes de leer, recoger hojas o regar plantas. Y les contaba a mis compañeros del colegio que salió disco nuevo de Queen, que The Police se había separado, o que el de AC/DC cantaba así porque era un estilo no porque estuviera herido. Que “La Patagonia Rebelde” era un evento de principios de siglo donde la policía y el ejército asesinaron a sangre fría a centenares de trabajadores y campesinos… entonces me miraban con desconcierto. Me preguntaban si no me había ido a ningún lado y que AC/DC era un tipo de corriente continua que nosotros no estudiaríamos hasta más adelante. El desconcierto, entonces, era mutuo. Nuestros ojos no distaban mucho de esa acuosidad tozuda y vacía del ganado de criadero. Después vinieron años de RATT, WASP, TWISTED SISTERS, SCORPIONS… y se desvaneció todo bajo NEW KIDS ON THE BLOCK… Me di cuenta entonces que el Rock no era masivo, y mis gustos tampoco.

O por lo menos no fue así hasta que la TV no quiso que lo sea. Hoy ya no me parece tan gracioso ni bizarro que KISS haya salvado las navidades en una película… al contrario, me parece peligroso. Así como fue triste que Shakira cantara en un tributo a Aerosmith (completamente fuera de tono) y Steven Tyler la acosara de un modo feroz, ahí mismo, delante de millones, repetido en horario central en toda América.

Suspiro.

Mi perro se remueve un poco y bosteza. Ya dan las 5.58. Entiendo que mejor pongo música a ver si no pienso. Pongo en Spotify mi lista under y suenan varias de mis favoritas. Primero “Qué soy yo”, luego “Take´em out”… luego entra “Santa Marta”… esa poesía alternativa y gutural, arte puro y distorsionado… parece que al fin voy a dormirme. Sí, ahí viene el sueño… pero una publicidad de Karol G y un ruidito de auto-tune detrás escandaliza mis neuronas y algo me dice que haber estudiado y querer trabajar no valió para nada. ¿Por qué me hace esto el señor Google? Si tiene acceso a todos mis gustos, y escucha toda mi música… y sabe que mi lista llamada DAS*PANTHA está absolutamente llena de “esas bandas”. ¿Por qué me sugiere que escuche a ese estereotipo negativo de Colombia y La Mujer? ¿Porque le importo una chota? No… porque mi dinero vale igual que el de los que estudian en Gales. Lo hace porque quiere que permanezca oculto todo aquello que te puede hacer soñar. Metáfora fácil de escribir, difícil de vivir.

Mientras todos pensamos en qué será de nosotros mañana, mientras no puedo dormir, me doy cuenta de que nos hacen creer que no les importamos, que todo está muriendo, que el terror Global ha llegado al fin y podemos verlo en una aplicación… que nada de lo verdaderamente real y positivo es masivo.

Bostezo y me quito los auriculares. Entonces pienso en una pareja de amigos, que viven el Metal desde un sitio y una forma muy particular, metafóricamente hablando, desde un Palacio, y tienen 2 hijas. De 16 y 10… (o así). Y escuchan Metal, las niñas, Rock, y saludan y dan las gracias cuando se tiene un detalle con ellas. Del que conocemos y criticamos todos… hasta del que se celebra para apenas 600 personas. Son artistas las niñas, porque lo llevan en la sangre, porque así las educaron. En música y buenas costumbres.

Me relajo pensando en “esas gentes” armando conciertos y trabajando el campo. En los que elaboran masas madre mientras ensayan un gutural. Me relajo pensando en los que no encontramos trabajo, pero a la madrugada, cuando no podemos dormir por ansiedad y presión, nos levantamos a escribir. A ensayar. A pintar. A escuchar música. A leer.

No es que el Rock esté muriendo. Eso es lo que nos quieren hacer creer. Nunca fuimos masivos. Haber coincidido en un peregrinaje con miles de personas para cantar es un gesto de Resistencia, ya veremos cómo viene el cambio. Pienso en decenas de pibes y pibas con colores horripilantes y cortes de pelo peores, pero soltando guturales, o aprendiendo riff´s de Crisix… sacudiendo una batería sin necesidad de saber quiénes fueron KISS o NAZARETH. Sin saber que “todo ya está inventado”. Y me tranquilizo un poco.

No saben nada…por eso pueden hacerlo Todo.

Ah, y con respecto a la Muerte… siempre vuelvo a Dorffman y su testamento:

“ (…) cuando te pidan que pases a reconocer el cadáver y ahí me veas y una voz te diga “Lo matamos se nos escapó en la tortura está muerto”, cuando te digan que estoy enteramente absolutamente definitivamente muerto, no les creas, no les creas, no les creas, no les creas.”

Deja un comentario