SOILWORK + KATAKLYSM + WILDERUN. Sala Changó, Madrid (17/02/2023)

Madness Live nos preparaba un buen concierto para la tarde del pasado viernes 17 de febrero. Un atractivo cartel comandado por Soilwork. Como segundo abordo, nada menos que una leyenda del Death Metal, Kataklysm y abriendo la velada Wilderun. Una propuesta variada, que no convencía completamente a la mayoría pero que reunía en la sala Changó a un conjunto muy diverso de aficionados a distintos géneros del metal. Con esta aproximación a la organización de eventos, por un lado presenta géneros que de otro modo es difícil que muchos, fuera de festivales, llegaran a presenciar. Es decir, te saca de la zona de confort. Eso está bien. Aunque corres el riesgo de que alguna banda se te “haga bola” porque, finalmente, no es lo tuyo.

Lo primero que se pudo apreciar es que a pesar de la calidad indiscutible del cartel, la asistencia no pareció estar al mismo nivel ¡aún siendo viernes! No es raro, puesto que el mismo día y a la misma hora estaban llenando La Riviera, Bullet For My Valentine y Jinjer. Aun así, ya os adelanto que al final había gente, pero eso sí, se estaba cómodo y la disposición de la sala permitía concentrarse al público en la pista y hacer suficiente bulto.

Salieron los Wilderun, en un ambiente todavía frío, pero con los auténticos fanáticos en la primera fila viviendo cada nota que ponían en nuestros oídos. Buena banda que si bien no dispusieron de mucho volumen sí que sonó con una calidad aceptable. La presencia del bajo se notaba y golpeaba como debe ser, mientras que la guitarra lead se quedaba un poco baja. Traían su último disco, Epigone, bajo el brazo y dieron un recital en el que me sorprendió que la duración de los temas no fuera más extensa. Sólo al final los temas fueron durando más, lo que aprovecharon para desarrollar completamente ese Metal Progresivo que tan bien saben sacar de sus tripas.

Tras el inapelable cambio de escenario, el pequeño cosmos de la Changó se oscurecía para dar paso a Kataklysm. Tocaron 14 temas en los que repasaron su discografía de los últimos 20 años. Un recorrido ya largo del que tienen mucho que ofrecer. Supieron crear un set en el que nunca decayó la rabia y la fuerza que les caracteriza. Tan es así, que tras Narcissist, Maurizio Iacono hizo un hueco para lanzar al público un speech acerca de la libertad y jaleando al público a luchar por ella. Y hablando de Maurizio Iacono, su nombre desgastado por los fans por tantas invocaciones que recibía, provocando las bromas del propio Maurizio sobre la pronunciación y escritura del mismo.

Una actuación grande con una banda enorme y que dieron un espectáculo brutal de buen Death Metal clásico, que a mí, personalmente me encantó. El sonido no fue malo. Cambió mucho respecto a la banda anterior, en textura y en volumen, aún así, al menos desde mi posición se escuchaba todo bastante bien y quedó un bolo muy apañado que concluyó con Blood In Heaven que desató al respetable, que ya andaba desatado, aunque modosito para lo que suelen ser estos eventos. Quizá la mezcla de estilos de la noche…

Todo estaba preparado ya para los cabeza de cartel. La sala ya contaba con una entrada más propia y se notaban ganas de que salieran Soilwork a hacer, como su propio nombre indica, su trabajo, en este caso sobre el suelo del escenario. Salieron con mucha fuerza y eso se mantuvo durante todo el concierto. Lo primero que me sorprendió fue que sonaban sensiblemente más duros que en las últimas grabaciones de estudio que había escuchado.

Soilwork es una banda que se mueve en derroteros, para mí, claramente “powermetaleros”, aunque introducen cositas que tocan otros géneros más agresivos. Dejémoslo en Metalcore, pero detrás de Kataklysm, suenan a Power Metal con screaming. He de reconocer que este tipo de sesiones tan abiertas no son mis preferidas. Me siento más cómodo cuando la noche sigue una línea argumental más homogénea, lo que no quita, en absoluto que la comparecencia de Soilwork fuera de una altísima calidad y que diera gusto a la inmensa mayoría de la parroquia que independientemente de a quién fueran a ver, saltaron y se movieron, todos.

En su setlist, repasaron, al igual que sucediera con Kataklysm el grueso de su discografía, si bien, dedicaron una especial atención a su último trabajo Övergivenheten (2022), del cual ofrecieron 4 cortes, a saber: el homónimo, Is It in Your Darkness, Electric Again y Harvest Spine. Hubo tiempo para ambos Living Infinite y para Momentary Bliss del mismo álbum. Acabaron con Arrival, Nerve y Stålfågel. intercalando el tema de Stabbing the Drama entre dos de Verkligheten.

Ningún pero a su descarga. Magníficamente interpretada, saturada y limpia según correspondía y más higiénica que sus predecesores que nos hicieron esquivar las salpicaduras de sus melenas (Ay, “recuerdos del pelo largo”) y los esputos de Stéphane Barbe, su bajista.

En resumen, un concierto, creo que penalizado por la competencia, previsiblemente más carismática y nutrida de público que se desarrollaba junto al Manzanares. Ocasión para validar la calidad de todas las bandas, cada una en su género; con buen sonido, aunque hay opiniones; y de viernes, que te hace encarar el fin de semana con otro talante. Para mi gusto, las luces del escenario incidían demasiado en nuestros ojos y cámaras, lo que provocaba numerosos contraluces y sin foso, moverse se hacía complicado, a pesar de haber espacio suficiente para compaginar foso con aforo. Imagino que el tema de presupuesto frustró tan saludable costumbre. Y es que, La cola descomunal estaba en la “Rivera del Manzanares”.

Texto y fotografías: Juan Carlos López Aguilar.

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