La Barcelona Oculta. Crónica (SWALLOW THE SUN/ DRACONIAN/ SHORES OF NULL) 22-04-23. Sala Boveda.

Texto Carlos Citoler/Fotos Enrique Sobrino.

Llegó el ansiado 22 de abril, víspera de Sant Jordi, y en la Ciudad Condal se preparaba el mejor homenaje posible al malogrado Carlos Ruiz Zafón, autor que nos descubrió a muchos de sus huérfanos el lado más oscuro y gótico de la eterna Barcelona.


Hábidos por disfrutar de las tinieblas de la vieja ciudad, con la mejor banda sonora posible, recorrimos las catacumbas de la urbe a lomos de modernos dragones de hierro y metal, estación tras estación, hasta que a su llegada a Llacuna, la bestia exhaló el último de sus alientos para yacer inerte sobre el frío andén.


Empezaba nuestra búsqueda del negro grial a través de la ciudad oscura, que hoy ya no existía a ojos de los simples mortales, pero que envuelta en tenebrosos riffs hacia eones que a los oscuros de corazón nos venía reclamado.

Puede quedar muy bonito para la intro de una crónica lo antes mencionado, pero tocando con los pies en el suelo, para alguien nada acostumbrado a asistir a conciertos en la Ciudad Condal, el panorama se presentaba nada alentador. En una cita como la de esta noche, con la flor y nata del género descargando en Barcelona, uno tal vez esperaba avenidas llenas de góticos encaminando sus pasos hacia Bóveda, o el metro repleto de camisetas negras, cuero y tachuelas. Pero no era así. Primer golpe de realidad descubrir que las bandas que en tu cabeza descargan en grandes estadios, en la cruda y poco oscura realidad, no pasarían de hacerlo en los fríos pasillos del metro que acabas de recorrer,…

Pero entremos en materia, porque en el fondo ya sabíamos que nos dirigíamos a un concierto que, aún sobrado de calidad por parte de las bandas, no nos engañemos, no es a fecha de hoy para atraer grandes audiencias, más que nos pese.
Puntualmente nos encaminamos minutos antes de la apertura de puertas a la entrada de la Sala Bobeda, en la que una docena escasa de parroquianos dejaba bien a las claras que, si no en cantidad, si que íbamos a estar acompañados de seguidores de calidad que no habían dudado ni un segundo en acudir a la cita con tiempo más que de sobra.


Apertura de puertas y ordenadamente los impacientes procedemos a ocupar nuestro lugar en el interior, no sin antes poder comprobar que todavía quedaban algunas entradas en taquilla listas para la venta. Si tenemos en cuenta que el aforo oficial de la sala andará sobre las 450 personas, si no nos equivocamos, y visto lo que vivimos en el show que cerraba la noche, pocas serían las entradas que quedaron sin venderse, ya que la sala, sobre todo cuando las luces finales marcaron el final de la noche, presentaba una «más que aceptable entrada». Más que aceptable entre comillas, ya que si hablamos con quién estaba pendiente de los números, tuvo que ser una buena noche, pero si lo hacemos con los sufridores paganos de la fiesta, las opiniones seguramente virarían 180 grados,…

Si no eres asiduo de la sala, o no has estado en tu vida, como este humilde juntaletras, te llamará la atención el sofá situado en plena entrada a la misma, escenario de tantos videos en redes de tus artistas favoritos, ya que invita a ello. De puertas para adentro, accedes directamente por un lateral del escenario, cosa curiosa, y que más tarde descubriríamos que es un auténtico calvario para quien quiera disfrutar de la experiencia del concierto en su plenitud, aunque ya llegará el momento de comentarlo,…


Dentro nos esperaban los típicos temas de sala de espera, consecuentemente oscurecidos para la cita, para que la crew pueda dar los últimos retoques al escenario. En el momento en el que la voz del llorado ruiseñor lleno la estancia a lomos de Hour Of The Nightingale, llenando de dulzura y melancolía el ambiente, parte de los parroquianos allí reunidos tuvimos que hacer verdaderos esfuerzos para no romper a llorar,…

Con puntualidad inglesa, y con una buena asistencia por aquellas primeras horas, los romanos Shores Of Null saltaban a escena sin parafernalia ni artificio alguno. No lo necesitaban, no lo buscaban, sabían perfectamente por qué estaban allí y salieron a por todas. Hasta cinco temas de su nuevo trabajo, The Loss Of Beauty, recientemente publicado, fueron los que descargaron el quinteto italiano a piñón, casi sin descanso, ante  la atenta mirada del respetable, al que dio la impresión de que la propuesta de Shores Of Null les entró mejor que cuchillo en mantequilla. Teniendo la oportunidad de presentarse abriendo para los dos monstruos que llegarían después, la ocasión la pintaban calva, y Gabriele y los suyos no la dejaron escapar. Como ya comentábamos en nuestra previa, la particular voz de Davide, que en disco da tanto juego, tenía una dura prueba en directo, ya que hay que plasmar en vivo lo que en un estudio se puede camuflar, y hay que reconocer que Davide estuvo sobresaliente. Casi matrícula de honor, si la voz que le iba a preceder hubiese sido de este mundo, pero ya llegaremos a ese punto,…


Disfrutando sobre las tablas, y haciéndonos disfrutar a los asistentes, Nothing Left To Burn, The Last Flower y Darkness Won’t Take Me sonaron más abrasadoras que en equipo de música de casa, teniendo también el detalle de recuperar temas más antiguos en su repertorio, como fueron Quiescence o Black Drapes For Tomorrow, actualizando su sonido a la actualidad. Cerraron presentación por todo lo alto, sustituyendo las hirientes imágenes que revisten el vídeo de My Darkest Years por una ejecución impecable del mismo, sellando por todo lo alto una nueva presentación por nuestras tierras, otra más, y ganándose un buen puñado de nuevos seguidores a su causa. La noche empezaba muy arriba, con un derroche de actitud y ganas por parte de, teóricamente, la pieza más débil del puzzle. Muy a tener en cuenta, si no los tenías ya antes, a este quinteto romano tocado por la negra mano de los dioses.

Cambio de escenario en tiempo récord, con los hachas Daniel y Johan colocando sus propias pedaleras, y alzado del telón de fondo de los suecos Draconian, ante la impaciencia del respetable, que todavía andábamos recuperando de la cornada anterior.


Muchas dudas asaltaban mi persona, ya que conocidos y conocedores de la escena, que llevan mas de ocho días en la misma, nos habían avisado del desfase del amigo Anders la noche anterior en Madrid, disfrutando del buen hacer de los bodegueros patrios. A decir verdad, puede decirse que el cantante se ganó el pan esta noche en Barcelona «con el sudor de su frente». Frente y cuerpo entero, añadiría yo, ya que el calor reinante en la sala, el que desprendían los focos y la «moda» de las capuchas sobre las tablas fueron la mejor de las saunas para que el cantante expulsase por los poros todo lo que ingirió la noche anterior. Anders salvó los muebles con dignidad, sin duda gracias a la enorme labor de Lisa y los apoyos del joven Niklas a las voces. Por los pelos, pero los salvó,…


Dudas que se acrecentaba antes de que The Sacrificial Flame incendiase el ambiente abriendo el set, y es que Heike es mucha Heike, y aquella noche no estaba allí,…


Pero apareció ELLA, con mayúsculas, y nos cerró la boca a quienes dudábamos, nos borro cualquier recelo a base de sonrisas y nos convirtió al nuevo credo de Draconian antes de que los primeros acordes de Lustrous Heart inundasen el ambiente. Porque empezar el concierto con cinco temas si no recuerdo mal (tras los dos comentados, disfrutemos de The Sethian, Sleepwalkers y Stellar Tombs, todos ellos de la era Heyke) en los que Lisa tenía la ardua labor de ganarse al respetable y hacer suyos unas sensaciones no propias, es apostar muy fuerte, y la diosa sueca ganó juego, set y partido. A sus pies nos tuvo durante los referidos himnos, llevándonos a su terreno con su teatralidad y esa eterna sonrisa que en ningún momento del show le abandonó. Curioso que tras el pasar de los días, lo que quede grabado en mi memoria de la descarga de Draconian aquella noche en Barcelona sea su sonrisa, iluminando la aterciopelada oscuridad que reinaba en Bóveda. Pero quién también se lo pasó en grande, y no dejó de animarnos en ningún momento desde la esquina derecha del escenario fue Johan, corazón de la banda, sabedor de que en la mágica noche barcelonesa, Draconian estaban brillando con luz propia y más que merecida. Los himnos fueron cayendo uno tras otro, con Anders destilando rabia y buen hacer, apoyado por Niklas en los coros, como comentabamos, y para cuándo Sorrow Of Sophia inundó el ambiente, uno de los puntos álgidos y más emocionantes de la noche, grupo y público ya éramos uno. Sonido cristalino que permitía la comunión perfecta con la música que escupían los altavoces y que convirtió la sala en un mar de cuerpos sudorosos acompasados, moviéndose al mismo ritmo.


Envueltos en continuos saltos en el tiempo, regresando más de diez años atrás en el tiempo con la bella Elysian Night, de su celebrado A Rose For The Apocalypse, el sexteto jugaba con nuestras emociones y en el vaivén de recuerdos que nos tenían preparados para la noche en la que abandonaban la gira (recordar que la descarga en Barcelona ponía fin a su tramo de gira, entrando a ocupar su lugar los también suecos Avatarium), echaron el resto para que la velada quedase para siempre gravada en nuestras retinas. Seis músicos de altura, un austero telón de fondo y el corazón en la boca de una Lisa inmensa, llevada en volandas por Johan y los suyos, fueron suficientes para que quienes empezamos con dudas, acabásemos bautizados por la renovada fe en Draconian.

Nuevo cambio de escenario y telones, a la velocidad de la negra luz, y esta vez sí, tiempo para salir y tomar algo de aire, ya que había que ordenar las ideas ante lo que acabábamos de vivir. En perspectiva, craso error,…


Con una nueva ubicación y ocupando otra zona de la sala, que en aquel momento creí perfecta para disfrutar del show, los acordes de The Fight Of Your Life empezaron a sonar de fondo mientras los cinco finlandeses de oro tomaban posiciones sobre el escenario. Con Mikko, Juha y Matti ocultos bajo la sombra de sus capuchas, Enemy daba el pistoletazo de salida a la descarga que cerraría la oscura noche barcelonesa. Inicio por todo lo alto con uno de los temas más abrasadores de su último Moonflowers para romper el hielo, y las expectativas por todo lo alto, al menos, las de un servidor. Y ese tal vez fue mi segundo error de la noche,…


Ni mucho menos creemos que fuese un mal concierto, porqué no lo fue. No pretendemos transmitir la idea de que la actuación de Shallow The Sun nos defraudase, porque ni mucho menos fue asi. Simplemente, cuando esperas llegar al oscuro clímax y te quedas en una gran experiencia, te quedan ganas de más.


Demasiado estáticos en el inicio, con algún problema de sonido en la voz de Mikko, desconozco si solo perceptible en la zona de la sala en la que nos encontrábamos (no ayuda que lleven más de dos semanas a sus espaldas de gira, concierto día sí y día también), y lo que para mí fue el factor más importante de no poder entrar en su propuesta, el continuo tráfico de personal que se originó en la zona de la sala en la que, maldita la hora, se me había ocurrido acampar para disfrutar de su propuesta, dieron como resultado que no llegase a conectar con la banda como la noche merecía. Si a esto le añadimos que media hora antes, Draconian nos tenían comiendo de su mano, la cosa no pintaba todo lo bien que hubiésemos deseado.


Y eso que la banda sonora escogida para la fecha de Barcelona era la soñada, teniendo muy en cuenta sus últimas composiciones, pero rescatando maravillas como 10 Silver Bullets o Falling Word. Pero la propuesta de los finlandeses requiere, al menos para un servidor, una atmósfera que aquella noche en Bóveda se llevó por delante el continuo ir y venir del personal. Pogos y walls of death entran en el juego y en la gracia de cualquier concierto que llame a ello, no nos vamos a poner tiquismiquis ni señoritos (por cierto, dos de las acciones que explícitamente están prohibidas en un cartel a la entrada de la sala), pero el continuo ir y venir de los asistentes dentro y fuera de la sala, en medio de la actuación estrella de la noche, no llegué a entenderla, me pillo de sorpresa y me sacó completamente de la experiencia en la que debería convertirse un concierto de Shallow The Sun.


Obviando lo comentado, la descarga por parte de los músicos fue de libro y sí que es cierto que en el tramo final del concierto, de la mano sobre todo de la hiriente This House Has No Home, y del cierre a cargo de Descending Winters y la colosal Shallow, Juha y los suyos se fueron animando conscientes, creo yo, de que habían desperdiciado ya demasiadas balas sin lograr calentar el ambiente barcelonés. El triste vuelo del colibrí herido tiraba de nosotros desde la esquina izquierda del escenario, escenificando su dolor a través de su fúnebre danzar, mientras que en la esquina opuesta, Juho se dejaba la piel animándonos para que nos viniésemos arriba. Fin de fiesta como decíamos de la mano de un Shallow que cerraba un círculo casi perfecto aquella noche en la barcelonesa Bóveda. Un riff eterno que dejaba abierta la puerta a que, en un futuro esperemos no muy lejano, los finlandeses regresen a nuestras tierras y nos vuelvan a cubrir con su negro manto terciopelo. Con la lección bien aprendida por este humilde servidor, no volveremos a tropezar dos veces en la misma piedra ni cometer los mismos errores, y estamos seguros de que ellos tampoco lo harán,…

Con una disimulada sonrisa volvíamos a acomodarnos entre las alas del renacido dragón que, puntual, volvía a recorrer las entrañas de la vieja ciudad, tristemente felices por haber asistido a la confirmación de que la Barcelona oscura seguía viva. Tal vez aquella noche disfrazada de arrebatadores riffs y arpegios malditos, al igual que ayer lo hacia entre libros e historias escondidas en el Cementerio de los Libros Olvidados el mago Ruiz Zafón. En ambos casos, a la espera de que tú, corazón oscuro, la descubras,…


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