La leyenda estadounidense desata una lluvia de blasfemia junto a la banda más prometedora de la escena madrileña.
Texto de Sammael F.H.
Fotos de Maro Black
Este Viernes 26 de Mayo, tras solo dos semanas de ausencia personal esta vez, tocaba personarse en otra cita llena de Black Metal en vivo en una de las salas habituales (es increíble la cantidad de bolos que se está agenciando), la Silikona. El motivo esta vez era la 3ª visita, si no me fallan las cuentas, a Madrid de una leyenda tan grande proveniente de Estados Unidos tal y como es Profanatica. Paul Ledney y los suyos volvían a visitar la capital acompañados por Regent Death (Madrid). Banda a quien tuve el placer de ver previamente como bien narra cierta crónica anterior escrita por un humilde servidor y que tuvieron el placer y el honor de cubrir el hueco que, desgraciadamente, Necrobode tuvo que dejar libre.

Una vez más, comenzamos con las típicas anecdotillas de previa, ya que la apertura de puertas estaba indicada a las 20:00 pero, lo que vimos y oímos a dicha hora fue una prueba de sonido con la chapa a la altura de las tibias. Siendo la apertura real de puertas a las 20:30 exactas, momento en el que fuimos despachados uno por uno con una diligencia digna de mención para ir cogiendo sitio. Holgadamente además puesto que, de entrada, la audiencia no fue excesiva ni mucho menos.
Regent Death probaron su valía más que sobradamente hace dos semanas, son unas auténticas fieras en vivo capaces de mover a todos los presentes en cada uno de sus shows da igual lo que suceda. Y es que esta vez, a diferencia de lo que aconteció en Rock Palace con un equipo más que acostumbrado a metal extremo a espaldas, tuvieron ligeros percances con el sonido. Volviendo a sobrevolar el fantasma de lo que podríamos llamar la «experiencia Silikona» antes de cierta reforma y mejoras en la acústica. Por fortuna, dichos problemas no fueron nada más graves que 3 acoples inoportunos y, en general, un sonido algo más carente de chicha haciendo una comparación más que odiosa. Sin embargo, esas circunstancias son las que prueban quién lo parte y quién no, y sin duda Regent Death son de los primeros. Ante la situación, no dudaron ni lo más mínimo en compensar lo que faltaba entregándose aún más si cabe, cargando el show con una puesta en escena aún más viva y directa que ayudó sin duda a meternos dentro de lo que es su trabajo con la misma intensidad y fuerza que aquella inolvidable cita el 13 de Mayo, a pesar de usar el mismo set que entonces (con cambios en el orden de los temas eso sí). Y aún tiene que salir su debut …No me quiero ni imaginar que pasará dentro de un par de años si Regent Death ya son más que capaces de volarte la cabeza en el mejor de los sentidos.





Tras el descanso habitual, las 21:30 marcaban la hora señalada. La entrada de Profanatica haciendo gala de sus primitivas y blasfemas artes. Tal y como indicaba una bandera de un querubín portando una trompeta y haciendo gala de un miembro envidia de Príapo que, sin más, era lo que más se podía ver por momentos. Personalmente, no me atrevo a intentar averiguar qué pasó exactamente ahí pero, la iluminación brillaba por su ausencia. Rara vez podíamos ver a Ledney en escena a pesar de que su kit de batería no obstruía visión. Puedo pensar que uno quiera permanecer hasta cierto punto entre las sombras pero, no a día de hoy en un directo. Le pese a quien le pese, y a mí el primero, no estamos ni en los ’90 ni en los 2000 cuando dicho juego era gran parte de la gracia. Ciertas asperezas leves aparte, Profanatica cumplieron con lo prometido.



Haciendo gala de un sonido totalmente monolítico con auténticos toques de Doom que se vienen echando de menos desde hace ya mucho tiempo, remontándonos a cuándo los primeros trabajos de My Dying Bride o los propios Doom estaban en boga. Para sorpresa de muchos, el sonido encajó perfectamente contando con las peculiaridades propias de la formación de Profanatica, quedando bajista y guitarrista en un primer plano con Ledney haciendo de batería y vocalista a la vez, sin que ninguna de sus dos labores quedase opacada por la otra. Es más, la parte de cuerda estaba totalmente amalgamada a la par que distinguible mientras que la batería iba marcando cada uno de los compases firmemente. Quedando la voz de Ledney como el elemento ambiental perfecto para cuadrar completamente una atmósfera oscura sin par. Sin destacar en demasía ni estar al frente, pero tampoco quedándose inaudible. La sensación al final de la noche, fue el estar ante un directo más que correcto y disfrutable. Hubo ciertos problemas y, por otro lado, tampoco hubo una gran presencia entre el público (de hecho, tras un intenso pogo durante Profanatica quedo un hueco enorme en las primeras filas). Pero aún así, el combo Regent Death / Profanatica mostró funcionar más que bien, dejando tras de sí una lluvia de blasfemia que cayó sobre Madrid descargando de dicha manera el encapotado cielo de dicha noche.



