Reseña de Carlos Citoler.
Viaje de ida sin vuelta a las benditas tierras italianas, en esta ocasión nos quedamos en Arona, localidad cercana a la urbe milanesa, para descubrir entre la avalancha de lanzamientos que a cada segundo tientan nuestros oídos, el cuarto trabajo de Locus Animae. Hoy en formación de sexteto, podríamos distinguir dos épocas bien diferenciadas en su trayectoria, separadas por un parón de casi dos años de inactividad del grupo.

Nacidos en 2012, el núcleo duro del grupo lo formaron Nicoló, Brian y Gregory, los tres supervivientes a fecha de hoy de su formación original. Dos lanzamientos en formato EP, su debut «Ove il Mio lo Cadra …» de 2013 y el posterior «Prima che Sorga il Sole» de 2016, fueron su puesta de largo. Puedes husmear entre sus redes y darles un buen repaso cuando necesites aislarte de la locura que te rodea, tal vez encuentres en «Come Pioggia …», de su trabajo presentación, la perfecta válvula de escape. Un debut oscuro, crudo, en el que el por aquel entonces quinteto todavía estaba definiendo su sonido, sin artificios ni adornos innecesarios en cuatro temas revestidos de negro terciopelo, si quieres con algún ramalazo black en el tratamiento de alguna voz por parte de Gregory, pero que se mueven claramente por el mas dulce y «rancio» goticismo, dicho en el mejor de los sentidos, ya que a quienes nos vuelven locos estos ambientes de dulce decadencia y melancolía, la atmosfera de habitación cerrada que traspira este debut de los italianos es nuestro hábitat natural,…
Con la llegada de su segundo trabajo, «Prima che Sorga il Sole», la habitación que les protegía y enjaulaba se quedó pequeña, mientras la bestia pugnaba ya por salir al exterior. Si a esto le añadimos que Vera entró en escena tirando la puerta abajo con su particular chorro de voz, Locus Animae tenían vía libre para empaparse de nuevos aires con los que reforzar su propuesta. Y damos fe de que lo hicieron. Sin abandonar el poso de romanticismo oscuro de su debut, el salto en cuanto a dureza, agresividad y fiereza en estos nuevos temas es notable. El duelo entre Gregory y Vera a las voces es mas que destacable, alternando el primero entre voces limpias y guturales, e insuflando ella nuevos aires con un timbre de voz que no se queda atrás en cuanto a potencia, sin llegar al «empalague» de otras propuestas mas «épicas»,… Lo siento, pero, personalmente, este mal llamado juego entre Bella y Bestia llevado a las voces, tan utilizado y trillado, ya pocas veces sorprende, y si lo hace, suele ser para mal. En este caso, el dúo no opta por intentar alcanzar la perfección absoluta con registros imposibles o voces liricas de otro mundo, simple y llanamente encajan a la perfección, no me preguntes porque, pero así es. Sin necesidad de bajar a rasgados subhumanos ni alcanzar angelicales agudos, la pareja cumple mas que de sobras con su cometido. Sumado todo esto a que el barroquismo de los largos pasillos del castillo entran en escena y toma protagonismo, con teclados luminosos que visten de gala los nuevos temas; los grandes ventanales dejan entrar una avalancha de luz exterior que se convierte en juguetonas melodías (demasiado dulces para los mas trues? tal vez, no te digo que no); y el frio mármol que recubre el reluciente suelo de los inmensos salones refleja nuevos sonidos mas acordes a la época en la que nos encontramos, Prima che Sorga il Sole ponía en aquel lejano 2016 al combo italiano en la rampa de despegue, dispuestos a dar el salto a otra categoría en el loco mundo de la industria musical. Atrás habían dejado la oscura y tétrica soledad de la olvidada habitación para recorrer y manejar a su antojo la grandilocuencia de lo que habían convertido en su propio palacio.
Y, lógicamente, con todo a favor, en este loco mundo de la música, llegó el parón,… No sabemos las causas, si fue decisión del propio grupo u obligación impuesta, esta seria una buena pregunta para lanzarle a los italianos en una futura entrevista, pero Locus Animae entran en hibernación y hasta dos años después, en 2018, no tenemos noticias del combo italiano. Curioso que su despertar, un año después, venga de la mano de Luna, tercer trabajo, tercer EP.
Tras una portada que a los goticosos nos enamora a primera vista, cuidada al detalle, y una alineación ya estable, a la espera de que Norman a las baquetas subiese al barco unos meses después, los italianos acaban de sacar las telarañas al castillo por completo y dejan a la vista toda su grandiosidad. Continuando por la senda del anterior «Prima che …», llenando de pomposidad y garra apartes iguales un sonido ya mas maduro, podemos disfrutar de los duelos Vera – Gregory a las voces, la potencia de Emmanuele y Brian a las seis cuerdas y la mano oculta de Nicoló dando forma y volumen al resurgimiento de los italianos. Fastuosos bailes de mascaras en grandes salones de palacio como la apertura de «L´Incanto Della Sirena», en los que nada es lo que parece y todo se esconde tras mil detalles, el frágil inicio de «Il Cantico del Mai Nato», que esconde en su alta torre un melancólico secreto que explota en su parte final, o la enigmática «Eclissi – come la Terra Bació la Luna», encargada de cerrar el trabajo fundiendo melodía y potencia, piedra y acero, haciendo saltar el cerrojo de la puerta principal del castillo, permitiendo que la bestia ya pueda andar a su antojo por el exterior.

Y así llegamos, pandemia de por medio incluida, a este pasado mayo en el que el sexteto al completo, ya con la incorporación de los poderosos brazos de Norman tras las baquetas, presentaban Buio, su cuarto trabajo, y primer largo en su carrera. Que el estilo esté desfasado o no, que sea un dulce recuerdo que se quedó en los últimos coletazos de los noventa, todo sería cuestión de hablarlo y discutirlo (yo creo que no). Eso sí, que los paladines y seguidores del mismo se pasen las reglas del juego y las tendencias de la mercadotecnia por el arco del triunfo, eso sí que te digo yo que es así. En el caso de Locus Animae, veinte años presentando su música en plato de postre, dejándonos siempre con ganas de más, en una época que se vendían los discos como churros, y hoy en día, que la comida rápida es lo que prima, y el tiempo es más preciado que el dinero, cuando nadie es capaz de dedicar a un trabajo más de tema y medio, con suerte, si quiere considerarse estar «a la última», los amigos italianos se destapan con ocho temazos como ocho soles, en versión alargada, recordándonos que una historia tiene múltiples versiones y puertas de entrada, todas ellas necesarias e importantes.
Por que lo que en Buio nos presentan Locus Animae es eso, una historia en ocho capítulos, con un desenlace que se resuelve en los dos últimos, según la propia banda anuncia. Y aquí llegamos a uno de los pocos puntos que podríamos echar en cara a los italianos. Si tienen la gallardía de, en estos días, lanzarse a la aventura con 45 minutos de música para degustar del tirón, siendo engañoso para el oyente adentrarse solamente por alguna de las varias puertas de entrada, porque corre el riesgo de perder perspectiva, que menos que presentarlo en un formato tangible, físico, para que los viejos y acartonados oscurillos de corazón tengamos la oportunidad de tirar de diccionario, de traductor o de ingenio para poder descubrir la historia que Buio esconde. Sí, las letras estarán seguramente a tu alcance en cierta web de referencia obligada para cualquier aspirante a cronista musical, pero no es lo mismo. Sí, copia y pega en el traductor de google y ya las tienes allí, traducidas al idioma que desees. Si, … pero no es lo mismo. Tener entre tus manos un libreto en el que hojear dichas letras, el arte que el combo ha ideado para esta aventura, el negro de la humanidad sobre un mundo que gira a la velocidad de la luz y en el que es imposible enfocarse en lo que realmente importa,… En fin, historias de abuelo cebolleta que cada vez se echan mas en falta, una hora en la que abstraerse del mundo y zambullirse en el que Locus Animae nos presentan. Bendito soporte físico,…
Pero tocando con los pides en el suelo y sin perder perspectiva, no estamos hablando de bandas pintadas de amarillo fluorescente, ni de grupos en perpetua gira de reunión, hablamos de seis artistas que, seguramente, se las habrán visto y deseado para sacar adelante un trabajo cuyo formato, idea y estilo tal vez lleguen a destiempo, pero que a los anclados en la nostalgia, nos pone a cien..
Comentábamos lo de las varias puerta de entrada porque si te acercas a Buio desde las iniciales Quando Caddero le Stelle o a cruzas el umbral por Ombre Dal Passato, creeras que los italianos han vuelto a tirar de pomposidad y épica para esta nueva entrega. Y en parte estas en lo cierto, pero no del todo. Lo mismo te ocurrirá si te asomas por la ventana de Sogni di Un´Altra Realtá, donde la potencia de los recios guturales de Gregory te harán creer que la antigua oscuridad de sus inicios ha vuelto, y en parte no andas desencaminado, pero tendras una vision sesgada. Ya no te digo nada si Oltre il Buio es tu primer acercamiento al grupo, y eres un metalero pura sangre, porque estoy seguro de que no llegaras siquiera al primero de los estribillos y maldeciras esta reseña y el tiempo invertido en leerla.

Todo tiene su sitio, su porqué y su importancia en un Buio en el que Locus Animae ya se atreven a salir de su antiguo castillo, pasear entre hermosos jardines de los que tomar la claridad cristalina que viste al anterior Oltre il Buio, retomar la antigua Crisalide, que ya formaba parte de su segundo trabajo, y dotarla de mayor claridad, potencia y pegada, tomar perspectiva de su grandeza y plasmarla en Utopia que te mece con su dulce inicio para darte la dentellada final cuando ya estás a su merced entre las dulces melodías que Vera te susurra,…
La bestia ya es consciente de que las paredes de su antigua morada son como rejas que asfixian, y una vez han probado el dulce sabor de la libertad, dudo mucho que vuelva a enclaustrarse en su antigua y húmeda habitación de sus inicios. Tal vez eso signifique que el oscuro goticismo de sus inicios quede por siempre oculto bajo la potente y luminosa capa de pomposidad y modernidad con la que se tocan hoy en día los italianos, pues tal vez,… De momento, a mi modesto entender, ni tan mal,…
De cual será el futuro del sexteto de Arona, nadie sabe, y menos si siguen empeñados en remar a contracorriente y alejarse de las modas y practicas del buen hacer en este loco mundo de la industria musical. Tal vez ese futuro ni a ellos les tenga preocupados, y desde el imponente castillo en el que nos observan divertidos, estén sonriendo entre dientes ajenos a ajetreo que el resto de mortales nos llevamos entre manos,… Tal vez.
