Crónica SINISTER + PAINSTORM (20.07.23 Madrid – Sala Rockville)

Texto y fotos de Maro Black

La pasada noche del jueves 20 de julio, en pleno furor estival nos concentrábamos en Madrid para asistir a uno de los bolazos más cañeros y esperados del verano. ITP Promotions y Suspiria Records junto con Kivents, tuvieron a bien congregar en la capital a una de las bandas más míticas del sonido Death de los 80’s-90’s, los señores del Caos SINISTER que junto a los madrileños PAINSTORM prometía ser un cóctel perfecto para destrozar y reventar la sala Rockville.

Cuarto de hora antes de su hora, PAINSTORM entraban con brío en escena haciendo alarde de su LP «Devouring Entrails» (2022). Abriendo con «Inside the Abyss» como entrante, nos deleitaron con temas descarnados como «Silently Dead», «Bay of Blood», «Hand Em’ High» o su curada cover de “Capital of War” (Suicidal Angels). Sus ya conocidos «callos madrileños» son una devastadora exquisitez apta para sádicos paladares. Como sorpresa, nos regalaron un afilado aperitivo (cover de «Swing of the axe») justo antes del postre. El plato final nos llegaba con «Sleepless Night», aquí Juanjo (que se tiró la mayor parte del show levantándose y participando con el público mientras castigaba con dureza a su amada batería), animaba al mosh a abrirse para un gran “wall of death” final. Un menú devastador que nos facilita la ingesta de cruda y coagulante proteína.

Los que hemos visto algún directo de los madrileños, podemos asegurar que son pura energía y en cada actuación parecen subir de nivel. El escenario se les queda pequeño, ya es tradición ver a su frontman no parar de moverse en las tablas y bajar a cantar y poguear al mosh. Álvaro (vocal) lucía camiseta de sus colegas de AVERNAL (como guiño al show con los argentinos el pasado 3 de julio. Puedes leer nuestra crónica aquí) y nos recordaba que dos años atrás, se desvirgaban en los escenarios en la misma Rockville, en tiempos ya casi olvidados de pandemia donde la sala se llenaba con 60 personas sentadas y con mascarilla, donde no se permitía bailar, ni moverse… Pero éste no era el caso, a pesar de las fechas complicadas donde los festivales y viajes al pueblo son la primera opción de muchxs, el local rebosó de fieles siervos de la barbarie y del Death Metal más clásico, correspondiendo a la brutalidad que PAINSTORM disparaban en cada acorde, gruñido y golpe de baqueta. Obvio es que la alineación de la banda formada por Álvaro, Xavi (guitarra), Juanjo (batería) y Frank (bajo), está perfectamente estructurada y trabajada, ofrecen un espectáculo de violenta y devastadora diversión que te remueve las entrañas y te obliga a moverte desde el minuto uno. Cierto es que, como contrapartida, al inicio del show parecía haber ligeros problemas técnicos con la guitarra de Xavi, provocando que el sonido del instrumento no se escuchara, pero al poco pareció solucionarse permitiendo poder disfrutar del concierto de los madrileños, cosa que con SINISTER lamentablemente no sucedió.

Muchas ganas teníamos los presentes de gozar con la música de los neerlandeses, la sala aunque no llegó al SOLD-OUT, estaba tremendamente llena de expectantes asistentes para lo que los cabezas de cartel nos tenían preparado. No puedo asegurar cuáles fueron las causas exactas de los problemas técnicos que hubo esa noche, si fue por falta de tiempo en los ensayos para acoplar bien los sonidos u otros problemillas, pero si puedo asegurar que no pudimos disfrutar de SINISTER como se merecía. La guitarra de Walter Tjwa apenas de apreciaba y diferenciaba, además de que el sonido se hacía “bola” en algunas zonas del Rockville. De hecho, uno de sus técnicos permaneció estático a su amplificador durante todo el concierto. Esta circunstancia no sucedió en ninguno de los dos conciertos que dieron en Portugalete y en el Kanekas Metal Fest, siendo bastante mejor el sonido, una pena para los de Madrid. Dicho esto, se podía observar cómo en la sala se podían diferenciar dos bandos, uno dando caña en los pogos de primera línea de batalla y otra más apartada y parada con ganas de más, puede ser por las dificultades en el sonido, que al final del concierto mejoraron, o por otros motivos…

Igualmente, los miembros de la banda salieron con muchas ganas al escenario, abriendo con “The Malicious” fueron calentando los fuegos de la destrucción. El primero en salir fue Simon Skrlec, una bestia con baquetas de acero, imparable, implacable, un tormento sádico que no paraba de azotar brutalmente a una batería que sólo esperaba el remate final para terminar con su sufrimiento. Seguidos fueron colocándose en sus posiciones Sam y Walter, bajo y guitarra que se saben acompasar muy bien, donde cada uno tiene su momento para enajenarse por separado y regocijarse con riffs infernales. Ya en el segundo tema “Transylvania” aparecía el frontman Add Kloosterwaard, mostrando sus sonidos desgarrados más trabajados y completando así la formación de los siniestros. Directo potente, llegaron con ganas de destruir e incendiar la ciudad, en su Tour “Spanish Inquisition 2023” nos presentaron su decimocuarto full-length “Deformation of the Holy Realm” fagocitado en 2020, aunque en su setlist incluyeron un popurrí de temas de discos anteriores, entre los que se incluyeron clásicos como “Sadistic Intent” y “Epoch of Denial”, propios de la primera era de SINITER. En general, los presentes respondieron muy bien a la banda, devolviéndoles con creces la fuerte energía que nos disparaban, de hecho, remataron su actuación con dos bises “Deformation of the Holy Realm” y “The Funeral March” de su último álbum.

Tanto PAINSTORM como SINISTER dieron el cien por cien esa noche, se pudo ver en la acogida de la gente y en la zona del merchan, pese al estropicio de sonido que duró la mayor parte del show de los neerlandeses. Al final, pude hacerme con una destrozada baqueta de Simon y una púa guapísima de Walter, también con las deseadas púas de Xavi y Frank de PAINSTORM, por fin, jajaja. Al terminar y salir fuera del local, pudimos ver a las dos formaciones y comentar con ellos la tremenda noche vivida con la mejor de sus sonrisas. Ójala en todos los eventos se rebose el mismo buen rollo, mejora mucho la experiencia quedándote con ganas de repetir.

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