Nota:8.

Enrique Sobrino.
La banda lleva en activo desde 2004, y tras un parón de 7 años, han vuelto a la carga con este disco homónimo, que la verdad, es que me ha sorprendido muy gratamente.
Y como casi siempre, la forma de nutrirnos de nueva música y nuevas bandas viene casi siempre dada por nuestros amigos cercanos, grupos y emisoras de radio. En este caso, como en muchos otros, agradecer a El Octavo Dia de Radio Cornellá y su Eurovisión del metal, porque en dicho programa, Alfonso Diaz propuso a esta banda con el tema «God Of Hate» y el impacto fue astronómico. Estuve muchos días con esa canción en la cabeza, hasta que pude escuchar el disco con calma y sosiego (cosa extraña siendo un disco de thrash metal) y al final, como no, otro amigo, en este caso Gonzalo de Iron Matron Records, ejecuto su magia para poder tener en casa este CD.
Con una gran y expresiva portada a cargo de Stan W. Decker (Ross the boss, Masterplan, Serious black, Manimal, Rage y un largo etcétera), nos da a entender que lo que vamos a encontrar dentro del disco, no van a ser tonadillas de amor y paz. El tipo, con chaleco de tachuelas y cuchillo en mano desvela que vamos a luchar por nuestra vida escuchando este disco.
Y es que es un disco corto en minutaje, pero repleto de rabia y crudeza. Y a través de sus 10 temas y poco mas de 40 minutos nos van a abofetear y apalizar con su descarga de energía. La voz de Chris Ntelis destila rabia y mala ostia en cada palabra que sale de su boca. Las baterías de Michalis Zounarakis son avasalladoras y veloces. El bajo de Achilleas Theoktistou es machacón y retumba por todas partes, y las guitarras de Dimitris Kontogiannis son sencillamente espectaculares, los riffs son afilados e incendiarios y los solos son de lo más canónicos (en muchos me recuerda a los de Kirk Hammet de la época Kill’em All y Ride the lightning).

Y es que el único momento de respiro del disco es la intro, el tema «The Divine Infinity» que es densa y con unos grititos de fondo espeluznantes…. Antesala de la tormenta que se avecina. «God Of Hate», como dije antes, es el tema que me cautivo y es que es thrash 100% pero con pinceladas heavy metaleras que me encantan. Es el tema que mas me gusta del disco con diferencia y la mejor carta de presentación. Este tema es como si metieras en una coctelera a Kreator y Primal Fear por poner dos ejemplos. Y la mezcla les queda cojonuda. «Herald of pain», tiene una parte inicial tan contundente que te hará mover la cabeza como un poseso. Una cadencia lenta y machacona ideal para hacer headbanging y cuando justo crees que ha acabado el tema desemboca en otro trallazo thrashero lleno de rabia. «Merciless» sigue manteniendo las bases antes establecidas, me ha sorprendido por introducir un solo de guitarra antes de que empiecen los alaridos de Chris. Tema que me ha retrotraído a los mejores años de Kreator e incluso a los Metallica de Kill’em all. Apisonadora en estado puro.
Llegamos a «Prisioner» y un servidor, ya está machacado. Estos Riffobia son una autentica máquina de hacer thrash. Mi cuello puede dar fe de ello… La verdad es cuanto mas los escucho mas me recuerdan a Kreator sobre todo, a la época del Extreme agresión.
«Consume-obey» y de nuevo vuelven a meter pinceladas heavy metaleras. El principio es heavy puro hasta que la cosa se pone cruda y la velocidad y la rabia se apodera del tema. Me encanta este juego de “mezclar” estilos sin perder la base y la esencia de la banda. Otro tema cojonudo. «Murder», con un principio en el cual el bajo te martillea las sienes, volvemos a ver a los Riffobia rabiosos y aplastantes. En ciertos pasajes incluso me han llegado a recordar a los Angelus Apatrida y los Crisix. «Welcome to hell», (como si no hubiéramos entrado en el infierno desde «God of hate») puede que sea el tema mas “sorpresivo”, puesto que bajan algo las revoluciones y demuestran que aparte de ser rabia en estado puro, también saben dar rienda a composiciones mas complejas. Gran tema en el cual demuestran que son grandes músicos. «No turning Back», nos vuelven a abofetear en la cara y nos dan más caña de la que queremos. Velocidad, rabia, mala ostia, condensada en poco mas de 4 minutos de canción. Y para finalizar, «Soul Collector», el mas extenso con casi 7 minutos de duración. Y como comentaba con «Welcome to hell», estos Riffobia, además de destilar rabia y mala ostia, también son grandes músicos, y saben desarrollar temas mas complejos, con mas cambios de ritmo y, como se suele decir, dar el do de pecho. Como en todo buen disco, siempre tiene que haber un tema donde la banda se explaya y aquí es este «Soul Collector». Espectacular forma de acabar un disco, llevando al oyente por donde quieren, dándole respiros, acelerones y variantes para no dejarlo descansar.
En resumen, no siendo yo un gran fan del thrash, (siempre me he quedado con los grupos más laureados), este disco y esta banda me ha causado una impresión fantástica y es uno de los recurrentes, sobre todo, en los días que estoy mas cabreado con el mundo. Si eres amante del genero lo disfrutaras como disfruta un cerdo en una charca y si no lo eres, como es mi caso, dale un par de escuchas porque posiblemente capte tu atención.
Muy recomendable!!!
