OSSUARY + PHOBOPHILIC + ERZSÉBET (25/08/2023. Madrid, Sala Silikona)

El pasado 25 de agosto entre calores estivales y resacas de festivales, Kivents nos proponía una noche de oscuridad total, a pesar del recién estrenado cuarto creciente de la Luna. Noche de metal, de variado pelaje, que tenía su epicentro en la madrileña sala Silikona. El horario fue respetado con diligencia y a las 8 de la noche las puertas se abrían. El escenario ya mostraba un cuidado decorado, que al haber adelantado la batería de su posición habitual, se tornaba un tanto angosto. Pedaleras, pantallas, cabezales y un tocador con su toque vegetal y candelabros de velas amarillas se agolpaban sobre las tablas, prometiendo un esperanzador primer recital.

Le correspondía la responsabilidad de abrir la velada a Erzsébet, banda barcelonesa de Black Metal Sinfónico. Los deathmetaleros Phobophilic serían los siguientes en atronar la Silikona y cerrando la gala, los norteamericanos Ossuary. Programa redondo en el que se conjugaban 3 maneras muy diferentes de entender el metal. Estamos moviéndonos entre la sofisticación y la cuidada performance de Erzsébet, la brutalidad sencilla y directa de Phobophilic y el estoico, crudo y sucio Death Metal de Ossuary ¿Cómo no iba a estar Rock Entre Amigos (REA) presente en tan magno evento?

Si bien a la entrada agradecimos el fresquito de la sala, la alegría duró poco. Según se poblaba de asistentes, ese fresquito iba desapareciendo para convertirse en tórrido calor, poco después de haber empezado el slot de Erzsébet. Con una sala en obras, que por otro lado no interfirieron en el disfrute de la parroquia; el calor y los precios “populares” de la bebida hicieron que se acabara hasta el agua de los floreros ¡Bien hizo la buena de Erzsébet trayéndose la bebida de casa!

Pero vamos a entrar en materia comenzando por el principio. No se puede negar que hubo material para una buena sesión de negro metal conceptual. Por el nombre a nadie se le escapa que esto va de la condesa más famosa del bestiario metalero, nuestra bien amada Erzsébet Bathory. Desde luego el escenario dio juego para las idas y venidas de nuestra particular condesa que se peinaba la melena; bebía sangre, compartiéndola a borbotones con las primeras filas; destrozaba un libro de negros contenidos, tan negros como la cuenca de sus ojos que le confería una aire macabro, en contraposición con la piel blanca ¡Perfecto para la ocasión!

Aparte de toda esta representación, que en sí propició que nos mantuviéramos atentos, casi sin pestañear, a sus evoluciones para convertirla en objetivo unánime de las miradas de cuantos estábamos allí reunidos; me gustaría destacar el grandísimo trabajo realizado con su magnífica voz. Un trabajo estupendo, perfectamente amparado por una banda muy seria, en la que se contaba con un viejo conocido, Albert. El vocalista y bajista de Perennial Isolation, colabora ejecutando las líneas de bajo en Erzsébet. El resto de la banda desplegaba un exquisito gusto en la interpretación, todos arrastrados por un tsunami de baquetas que se reveló como el motor del equipo.

Como resultado, pudimos disfrutar de un espectacular comienzo en el que, a mi gusto, se agradeció que las bases sampleadas tuvieran algo menos de protagonismo que en su álbum de debut, “The Blasphemous Lady”. El disco fue presentado hoy, en directo, a todo el público madrileño que tuvo a bien acercarse al barrio de Moratalaz. Por cierto, para las fechas en que nos encontramos, sin haber lleno se notaba bulto.

Tras el pertinente cambio de escenario, una fuerza de la naturaleza surgió del fondo de la sala Silikona y tomó el escenario con la aviesa intención de mostrarnos hasta dónde se puede actualizar el Death Metal de los 90 sin restarle un ápice de fuerza, dinamismo y oscuridad. Phobophilic comenzaron fuertes, con un directo demoledor. Las cuerdas sonando perfectas y profundas, con pegada y solidez. Presentaban su nuevo trabajo “Enveloping Absurdity”, del que conformaron el grueso del set que salpicaron con un par de temas de su anterior EP “Undimensioned Identities”.

Unos temas para nada monolíticos en los que los cambios de ritmo se sucedían con la maestría que atesoran y caracterizan a estos señores del averno más diabólico. Basándose en riffs poderosos, rocosos, guitarras pesadas y guturales profundos no dieron un momento de descanso. pudimos disfrutar igualmente de solos justos en extensión, con intención y tétricos que dan el respiro al muro de sonido de la sección rítmica de cuerda ¡Una gozada!

Al par de temas y en una sala que se había poblado más desde que bajaron Erzsébet; un sector del público, de tendencias hardcoretas, comenzaron a animar la fiesta entre empujones, patadas y puñetazos al aire. Al momento ya había uno subido al escenario y esto fue un no parar. Se realimentaron los ánimos entre “los de abajo” y “los de arriba”. El concierto creció por momentos. Tímidamente al principio, pero los pogos se iban sucediendo y el público se divertía.

Hubo un antes y un después, un punto de inflexión allá por el último cuarto; en el que la intensidad subió saltando cualquier métrica aplicable. Un pogo multitudinario y en las caras de los asistentes esa expresión, ese brillo en los ojos de quién está viendo un acto de comunión entre escenario y pista, en el que ambos se refuerzan en igual medida. Phobophilic, como que se encajó y apretó aún más, alentado por la celebración que tenía lugar ante ellos. Una sala entregada, la banda gustándose, el sonido acompañando… Ambas partes en conjunción astral. Algo que no se presencia todos los días y que nos hizo disfrutar de los mejores momentos de la noche. 

Tras estos intensos momentos era menester descansar un poco y tomar aire, ya que el calor era insoportable a pie de escenario. Atrás, si acertabas con una salida de aire, te quedabas un rato para bajar la temperatura, pero en general la temperatura en la sala era un poco agobiante. Se preparaban los cabeza de cartel. Era el momento de escuchar y ver a Ossuary. Los de Madison iniciaban un show, en cuanto a presentación se refiere, minimalista. Luces mínimas. Cada miembro en una punta. La guitarra y voz a nuestra izquierda, el bajo a nuestra derecha y en el centro, arrastrando a unos y a otros, la batería que proyectaba a la banda con un ritmo; ahora pesado, ahora frenético; marcando perfectamente los tiempos y aportando una solidez indudable e imprescindible, siempre, pero en el caso de una formación de a tres, como es Ossuary, más aún.

Presentaban su EP “Forsaken Offerings” y nos supo a poco, porque sin saber bien como se había acabado y sin embargo ¡eran las tantas! Un sonido crudo, muy distinto a la sofisticación de Erzsébet. Muy distinto al Old School de nuevo cuño de los Phobophilic. ¡Muy Ossuary! Nos ofrecieron un mundo de sonidos crudos, ásperos, sucios, con ese regustillo underground que hemos mamado y amado tantas veces, tantos años.

Ritmos casi hipnóticos, hiper saturados a los que se unen la voz de Izzi, entre lamentos, alaridos, guturales poderosos y oscuros que tiñen de negro la ya de por sí atmósfera negra que crea esta banda. En ella puedes desgranar pizcas de Black, de Doom que colorean, pero en negro, una propuesta musical impactante y basada en su labor musical, ya que la imagen la obvian como un artificio molesto. Artificio que distrae la atención de lo verdaderamente fundamental, un metal underground que se mete en tu cerebro y lo eleva o más correcto sería decir, que lo hace descender a los más recónditos infiernos de tu propia psique.

Tras Phobophilic, la parroquia hardcoreta de la que había hablado anteriormente hizo mutis y abandonó el edificio sin ruido. Algunos más debieron seguirles porque se notaba hueco a la hora de saltar Ossuary. Una pena, pero es algo a lo que, lamentablemente, estamos ya acostumbrados en estas salas madrileñas, nuestras. Aquello no os creáis que alivió mucho la canícula. Sudamos lo que no está escrito. A pesar de eso, los Ossuary consiguieron arrancar a la gente que, más relajada que en el set anterior, mantenían el ritmo con sus cabezas e incluso se veían movimientos en las primeras filas. Sin altas velocidades, consiguieron con su Death Metal pesado y sucio, que destila oscuridad y desesperanza, atraernos y seducirnos. 

Las tres bandas tenían en común una poco extensa carrera discográfica, con lo que los setlist se adivinaban escuetos, pero el concierto del trío dió mucho juego, variado, poderoso que dejó a todos contentos y que alegró, otro viernes veraniego, a los sufridores del agobio capitalino, en forma de concierto de metal. Conocimos en directo a Ossuary, en su primera gira europea; nos extasiamos con unos Phobophilic magníficos y disfrutamos de unos Erzsébet que “la liaron” con su puesta en escena y buen hacer. Fue un privilegio estar allí.

Texto y Fotografías: Juan Carlos López Aguilar.

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