AVERSIO HUMANITATIS + BLAZEMTH + HIPOXIA (Sala Silikona, Madrid 22-09-2023)

Antes que nada, desearía saludar a la audiencia y adelantar que mi escrito de hoy versa sobre lo acontecido el pasado 22 de septiembre en la madrileña Sala Silikona. Es inevitable no reseñar una fecha señalada en el calendario como fin del solsticio de verano de este, 2023; año de nuestro señor Google, sin el cual esta cita hubiera sido, seguramente errónea. Habrá quien piense en cábalas mágicas, en confluencia de planetas sobre la casa de Acuario o de Sagitario o…

Lo único que puedo asegurar es que este viernes 22, Black Matter Productions lograron  hacer coincidir a tres bandas veteranas, curtidas en mil batallas y que efectúan una aproximación al Metal Extremo que parten de lugares distantes, pero que al final, disfrutamos de la suerte de tenerlos juntos, en el mismo lugar, en el mismo momento, en ese punto de inflexión de dos estaciones que se besan levemente, tan solo por un instante, para separarse, condenadas a no encontrarse hasta el próximo septiembre. Y es que el tiempo corre que es una barbaridad ¡Ya es otoño, otra vez!

¡No más prosa ni más ñoñerías, vamos al lío! Porque estoy hablando de una leyenda de esta tierra. Tierra, por otro lado, parca en halagos a sus verdaderos héroes y que acumula una deuda con los buenos de Blazemth. Catalanes del entorno de su capital del reino, que llevan atormentando,  con su salvaje Black Metal Old school, a aquellos timoratos y timoratas de mano en crucifijo (no invertido),  ¡desde, ya casi 30 años!  Para esta ocasión nos traen como última entrega «en plástico», su “The Return of Lucifer”, en el mercado desde el pasado año.

¡No sólo eso! Como cabeza de cartel, Aversio Humanitatis. Banda local que desarrolla un Black Metal de corte más moderno, de hecho su formación data de 2010 y representa un salto generacional, importante, respecto a la propuesta de Blazemth. Cuentan con una producción discográfica que sólo contiene 2 “full length” aparte de splits y colaboraciones, incluso un directo, pero lo más reciente que nos traen es su flamante álbum “Behold the Silent Dwellers”, editado en 2020.

Por último, pero que serían los primeros en saborear el “chute” de adrenalina que representa subir al escenario, Hipoxia. Los madrileños defienden su último trabajo de larga duración titulado “Rvinae Ira, Creans Rvina Eo Tempore Est – Monvmentvm ab Khaos II –” y que vió la luz en un 2018 y se antoja, tras tantas circunstancias oscuras y dramáticas, lejano. Sin embargo, no han permanecido inertes durante estos años, un single, un split y un directo han engordado sus cifras discográficas.

Con todo ello, comenzamos a detallar un poco más cada una de las actuaciones. Arrancamos en orden de aparición y esto significa que es el turno de Hipoxia. Son una banda de Doom/Sludge Metal a quienes les gustan los temas en formato largo donde poder dar rienda suelta a su capacidad creativa, desarrollando sin prisas y a conciencia los temas que les interesan y les provocan escribir y componer. Anarquismo, observación de todo aquello que lacra la vida cotidiana, muerte, religión… Son las temáticas recurrentes en su producción.

La música, lenta, hipnótica, sensible, pasional y absolutamente particular. En un formato de 4, con voz, dos guitarras y batería ¿El bajo, dónde está el bajo? No lo busques, no hace falta. Para crear oscuridad, angustia y recogimiento, no necesitan de esas líneas graves. Una guitarra, perennemente mirando al amplificador, de espaldas al público, concentrado, sin postureos, sin concesiones a la imagen y sí, al contenido, aprovechando para jugar con los acoples.

El sonido en general no fue el mejor que puede dar la sala. Es cierto que ellos presentan un sonido sucio, muy saturado, oscuro, pero en las fases a más alto volumen, la voz se perdía entre tanta distorsión. Volvía a aparecer en fase más relajadas, donde las guitarras daban alguna tregua y “E”, subía el tono, en muchas fases susurrante y cargado de una seriedad casi perniciosa que le llevaba a hincarse de hinojos y sujetarse la cabeza de manera perturbadora, para atacar las líneas más delicadas y sentidas. Una actuación desasosegante que chocaba con la tónica blackmetalera general, pero que aportaba ese punto reflexivo y acongojante como sólo Hipoxia sabe transmitir.

Tras el inapelable cambio de escenario, era el momento de Blazemth y su old school “made in Catalonia”. Su repertorio está compuesto de temas cortos y directos a la yugular. Por supuesto presentaron su nuevo LP como se merece, dedicando 5 temas de su setlist al mismo, pero hubo hueco, al final, cuando ya el público estaba entregado completamente, para interpretar “Sacrificial Suicide”, de los maestros Deicide y para rememorar aquellos ‘90 convulsos que vieron nacer a la banda.  “Ceremonial Dances of Evil” de “The Return of Lucifer”  y “For Centuries Left Behind” de su álbum homónimo. El sonido no fue el mejor que he escuchado en esta sala, pero las ganas y el trabajo de la banda sacaron adelante un formidable concierto que dejó contentos a la mayoría.

Hay que destacar que había una buena entrada, sin llegar a un lleno, pero que para lo que estamos acostumbrados en estas sesiones, no estuvo nada mal. Parecía que todo estaba visto para sentencia, pero no. Aún faltaba la parte más emotiva de la noche. Erlick, el antiguo integrante de la banda y que estaba presente en el concierto, saltó al escenario a tocarse dos temas de la joya discográfica de Blazemth, su álbum del 1996, “FatherLand”. Fueron dos temas OSBM antológicos, emotivos, brutales y que hicieron las delicias de un público que a esas alturas no quería oír hablar de terminar la actuación.

Fue un perfecto colofón a una buena comparecencia  ante la audiencia madrileña, que sin embargo pudo sonar mucho mejor. De ella, yo destacaría fervientemente a su batería que brilló a un nivel espectacular. A pesar del deficiente sonido y los imponderables;  a poco de empezar, una cuerda se rompía y ello exigía un cambio de guitarra; el bolo ya tenía vida propia y no podía pararse. Esto permitió que una BC Rich Warlock tuviera su momento de gloria. Primero en las manos de Ferrán y posteriormente de Erlick. Esperamos a la próxima, esperanzados  e impacientes. Nuevos bolos y nuevo trabajo.

Encarábamos la última actuación de la noche, con el regusto de lo que habíamos disfrutado y las ganas de ver sobre las tablas a Aversio Humanitatis interpretando su demoledor trabajo “Behold The Silent Dwellers”. Fue una actuación sólida, quizá el sonido no les permitió lucir en toda su magnitud a la banda. A pesar de eso, dieron muestras de un Post Black Metal, pesado, oscuro, hipnótico, sin florituras, donde las guitarras conseguían involucrarte y capturarte de manera elegante y efectiva. Ambas “hachas” perfectamente balanceadas con una línea de bajo espectacular, mientras la voz sufriente, agónica, angustiosa y furibunda de su vocalista “A” llenaba de dolor e ira la estancia, dentro de una puesta en escena desprovista de artificios.

Sólo las luces rojas de la sala rompían un nihilismo conceptual en lo compositivo y la imagen que muestran. Desgranaron su temas, y en cada uno podías distinguir, como un sanguinolento  corazón bramaba oscuros mantras, entre líneas melódicas diabólicas y ritmos infernales que, en fases, detenían su cadencia para dar un respiro a la angustia transmitida, la fuerza y reafirmar, con la relativa calma, la insoportable carga del silencio. Silencio, sólo socavado por el sonido de una delicada guitarra. Mencionar en este punto la labor de su batería que mantuvo un ritmo cambiante con sobriedad y solvencia, facilitando que el resultado fuese el óptimo y de una sensación opresiva suprema. Creo que son una banda absolutamente cohesionada a la que le esperan grandes cosas.

La noche no dió para más, que no es poco. Tres bandas que ofrecieron un espectáculo estupendo con el que coger fuerzas para empezar esta temporada de conciertos otoñales que promete ser muuuuy intensa. Muchas gracias a los chicos de Hipoxia, Blazemth y Aversio Humanitatis. Conseguisteis hacerme pasar una gran y metálica noche. Nos vemos en las próximas citas, brindando porque sean oscuras y brutales como ésta.

Texto y fotografías: Juan Carlos López Aguilar.

Deja un comentario