
Kikemaiden.
Quien conoce el mundo de REA sabe, que no tenemos unos límites marcados a la hora de hablar de temas o de música. Siempre hemos oscilado entre el Pop Rock y los metales extremos, incluso hemos metido algunos cantautores. Esta vez vamos a hacer un viaje al pasado y es que el disco que me apetecía recordar hoy fue editado hace 36 años. Joder!!!
Es uno de los discos de mi infancia y de mi vida, y si no me falla la memoria quizás, con permiso del Live: Under the blood red sky de U2 y el Live de The Cure, es el primer disco en directo que me impactó. Luego, el 101 de Depeche Mode pasó a ser el que ocuparía ese lugar. Por supuesto, no hablo de heavy metal y demás estilos más acordes con mis últimos 30 años. Ese lugar lo tiene el Live after death de la mejor banda que ha parido la Tierra.
La cuestión es que os hablo del Live in the city of lights de los escoceses Simple Minds. La madre que lo parió!!! Me marcó desde el primer día que lo escuché y junto a U2, The Cure, Duran Duran, Sigue Sigue Sputnik, Bon jovi, Europe y alguno más que se habrá perdido en mi memoria, fueron capaces de hacer que mis sentimientos en pos de la música, empezara a ser una de las prioridades en mi vida. Luego, como he comentado, DM me hizo ser un auténtico loco del concepto más bonito que ha creado la humanidad. La música.
Era un chaval de apenas 12 o 13 años, mis mayores divertimentos eran jugar a fútbol (en mi pueblo el Fútbol Sala era el que jugábamos en los colegios), jugar a nuestros viejos y nostálgicos ordenadores (Spectrum, Amstrad, MSX…) y, por supuesto, quedar con nuestros amigos. Pues, en esa época, me estoy refiriendo entre los años 85 y 87, teníamos unos lugares que eran claves para nuestras reuniones diarias. Y no me refiero a una vez o dos a la semana, me refiero a quizás casi todos los días, porque lo importante no era estudiar, ni ser el más listo de la clase, ni portarse bien. Lo importante era estar con los mayores, los que tenían más experiencia y sabían de la vida mucho más que nosotros. Y total que esa gente podría tener como mucho dos o tres años más, pero en aquella época eso era una barbaridad; que inocentes éramos! Pues esos lugares eran las llamadas Boleras en mi pueblo. Salones recreativos, en resumen, solo que se le llamaba aquí Bolera por el hecho de que el primer salón recreativo que se inauguró aquí tenía dos pistas de bolos en la entrada del local. Era donde los menores podíamos estar; la parte interior con los futbolines, billares y otras máquinas era para los mayores… jajaja.
Pues en uno de esos lugares, concretamente en el que se llamaba Rockabola, los mayores se peleaban por poner música. Dire Straits, Bruce Springsteen, U2, The Cure, Midnight Oil… siempre había música allí puesta. Y recuerdo cuando escuché por primera vez «Don’t you forget about me», en directo de este disco, como me electrizó la piel. Fue algo emocionante que a posteriori lo he sentido muchas veces, pero una de las primeras y con 13 años, ya sabemos que es diferente.

Live in the city of lights es el resultado de la gran gira realizada por la banda escocesa en el año 86 a nivel mundial, tras la salida del genial Once upon a time. Un disco maravilloso que tuvo algunas críticas negativas tachándolo de que habían seguido el camino de U2 de forma descarada. A mí, personalmente, no me lo parece, tiene su influencia pero poco más. Simple Minds supieron darle una grandiosidad a su música mucho más pomposa y orquestal, algo que U2 nunca hizo. Además los irlandeses comentaron que Simple Minds con su trabajo New gold dreams del 82 y primer exitazo de los escoceses, fue una de sus grandes influencias para cambiar su estilo de un rock crudo, presente en sus tres primeros trabajos, a lo que a posteriori fue el Unforgetable fire del 84. Lo que es innegable es que los dos grupos se influenciaron mutuamente y compartieron a muchos seguidores durante esos años.


Hay que recordar que la gira pasó por España y su concierto estrella fue en el campo del Levante, en Valencia, donde congregó a 33.000 personas un 17 de agosto, y que fue el último concierto de una gira que les había llevado nada más y nada menos que 14 meses sin parar. Como dato curioso, tenían que haber tocado como banda supporter The Waterboys, pero no acudieron a la cita. Unos días antes del concierto, el motivo que se comentó era que se habían separado; el rumor y lo que Mike Scott (líder de la banda) parece ser que dijo en alguna entrevista años más tarde es que nunca fueron realmente contratados para realizar ese supuesto apoyo a Simple Minds. Al final unos jóvenes Comite Cisne acudieron al concierto con Carlos Goñi (Revolver) al frente para suplir a los escoceses desparecidos. Y es que Valencia, durante los 80, fue un hervidero de consumo de Rock, Post punk, Gótico, Techno Pop vanguardista y demás música no comercial. Aquí se han bañado en masas grupos como The sisters of mercy, The Cult, The cure, The mission o New Order y otros con menos renombre entre ellos: The Bolshoi, Inmaculate Fools, Alient sex fiend o Imvisible Spirits.
Y una vez estamos, para saber en los baremos económicos que nos movemos en unos primeros espadas en los años 80, en cuanto a caché de una banda como era la de los escoceses, estamos hablando de los 100.000€ ( Cerca de los 17 millones de pesetas) de aquella época. En la actualidad serían cerca de 200.000€. Un pastizal!!!
Todo esto fue el trabajo y el esfuerzo loco de unos personajes que llevaban por aquel entonces la famosa discoteca Pacha Auditorium y que viendo en sus sesiones de música que Simple Minds era la banda del momento en la ciudad levantina cada noche, decidieron apostarlo todo a este caballo ganador.

Lo que no podemos negar, es que este directo resalta la fuerza de la banda por encima de la posible comercialidad que podían tener en sus obras en estudio. Es un disco más crudo y directo, con la presencia de la parte rockera en primer plano. La abertura con «Ghostdancing», poderosa y con un Jim Kerr esplendoroso en la voz. La epicidad de «Promise you a miracle», «Sanctify Yourself», «Once upon a time» o «Alive & Kicking». La dulzura de «Book of Brilliant Things», la inolvidable «Someone Somewhere in Summertime», la tremenda y que por aquellos años era la intro de las noticias 24 horas «Waterfront» o la melancólica «New gold dream», son algunas de las joyas que marca a fuego este directo.

Y me dejo «Don’t you forget about me» para el final. Tema que ha sido el que ha marcado el éxito de la banda desde su publicación, no siendo composición suya y que les llegó de casualidad tras el rechazo de gente como David Bowie, Billy Idol o Brian Ferry para formar parte de la BSO de The Breakfast Club. A partir de entonces, tuvieron un éxito total en los USA y pasaron a ser una banda de estadios. Ese tema fue el primero que escuché en aquella bolera, sin saber a que banda pertenecía y que, por miedo a preguntar a los mayores, me pasé meses sin conocer quienes eran. Sí, así éramos de inocentes.
Sonido perfecto, pulcro, grandioso, con un publico que parece que esté ahí contigo mientras lo escuchas. El grupo está soberbio, Jim Kerr es un portento vocal y Charlie Burchill con su guitarra, que no podemos negar tenía una clara influencia de The Edge de los U2, encabezan a la mejor formación que nunca han tenido, donde destaco a Mel Gaynor en la batería y Robin Clark en los apoyos vocales femeninos.
El grupo venía de pasar por varías etapas; una inicial de clara referencia post punk, para pasar por una fase de experimentar con nuevos sonidos, entre ellos la electrónica; para terminar germinando en un rock de corte clásico muy británico y con mucha clase. Este directo es su punto culminante y es también el resumen de una banda en su punto de madurez perfecto.
Fue grabado en Le zenith de Paris durante el 12 y 13 de agosto, excepto «Someone Somewhere (In Summertime)» extraído del concierto realizado en Sydney en el Entertainment Centre. En conjunto son unos 14 temas de un total de 18 que tocaron cada noche. Y por qué no decirlo, con algunas regrabaciones (o como se llama normalmente, Overdubs) en algunos temas, sobre todo el bajo y el violín añadido en «Someone Somewhere (In Summertime)». Algo que en aquella época ni sabía ni me importaba, quizás hoy en día me hubiese quitado algo de magia. Sin embargo, conociendo todas sus posibles trampas para que tenga ese sonido, cada vez que desplego el doble Lp o miro la versión CD que tengo en casa, me continúa sonando a gloria.
Desgraciadamente no existe la versión en Video o DVD, sólo se grabó el single «Promise you a miracle» que serviría para promocionar el doble álbum. Un trabajo que llegó a ser N.º 1 en UK, vendiendo millones de copias a nivel mundial, casi un millón solo en las islas Británicas. Una pena, porque creo que ese momento, en el estado de forma en el que estaban y la cantidad de discos a sus espaldas que tenían de una calidad difícil de superar, no volverían a tenerlo, y es de esos momentos mágicos que no deberían perderse nunca y deberían haberle sacado partido en los máximos formatos posibles. Años después han editado algún trabajo visual en directo como el grabado en el teatro romano de Verona en el año 90, tras la edición del Streets fighting years, pero a pesar de lo magnífico del lugar, el repertorio palidece ante lo mostrado en este In the city of lights.
Y es que, cada vez que está ante mi esa portada negra, con letras de oro y el logo de los Simple Minds, y dejo sonar las primeras notas de «Waterfront» por los altavoces, no dejo de sentir lo mismo que cuando tenía apenas recién cumplidos los 13 años y me traslado a esa bolera llena de humo, con la música de fondo, con la gente que conocía allí, las máquinas, los amigos, las primeras chicas…nos hacemos mayores.
No viene mal viajar al pasado alguna vez…y quizás a la próxima, os traigo algo de U2. Quién sabe…creo que hoy en día se menosprecia a una de las mejores bandas de la historia. Pero hoy tocaba Simple Minds que es considerada una de las 100 bandas más influyentes del rock.
Se me eriza la piel sólo de pensar en este directo!!!

Un comentario sobre “SIMPLE MINDS. «In the city of lights». Un directo con luz propia .”