Por Elsolodeltransyl
Un gesto con el dedo índice y has caído en la trampa del Diablo. Es el mismo gesto que hacen los músicos para que los de abajo empecemos un circlepit. El Diablo realiza su gesto para avisar al personal que toca ronda de chupitos. Por eso el Diablo tiene apellido de alta alcurnia. Diablo de la Chupitada, pone en su DNI. Varios somos las víctimas del Diablo. Ese gesto, ese movimiento en círculos con su dedo índice que realiza el Diablo, tiene nombre propio. Tiene significado. Pero no los desvelaré por ahora. El Diablo paga, el Diablo decide. El sábado tocó Thunderbitch. (Diablo, además de dejarte sin la cama para sobar que te había prometido, te pido disculpas por dejar ese chupito por la mitad. Te debo un euro).

Para que me entre un chupito de un trago tengo que estar bien entonado. Eso mismo me pasó cuando llegué a la Sala Máster. Empezaba el concierto de Mondo Podre y yo estaba desafinado. Cinco minutos antes de entrar en el «United in Brutality Fest», le estaba dispensando un antibiótico de urgencia a una señora de unos 80 años, megariquiña, que me alegró la recta final de mi jornada laboral. Es imposible que mi olla pase de la riquiñez al grindcore en tan corto espacio de tiempo. No fue fallo de Mondo Podre. Fue problema de mi cabeza, que empatiza muy bien con la gente mayor.
Mis gustos tiran más hacia el heavy/power metal y, en los últimos años el stoner. Si algo me gusta de estos festivales es que me sacan de mi zona de confort, y los disfruto un huevo. Hablé sobre el cartel (Raze, Mondo Podre, Infrahumano y Scent of Death) con una fuente más que fiable de la escena «carteles así, con bandas de tan buen nivel como estas cuatro, en Madrid no las ves». Cartel de lujo. ¡Viva Vigo! (no vengáis en Navidades).

Fue terminando mi primera 1906, con Infrahumano empezando su bolo, cuando ya entré en sintonía. Estuvieron bárbaros. Su disco «Echoes of Decay» es muy recomendable. Me flipa cuando las bandas tiran de sencillez con detalles que, a priori, parecen nimios. Infrahumano decidieron empezar el primer tramo de su concierto prácticamente en sombra. Solo se adivinaba el contorno de sus figuras por un sencillo juego de luces rojas y azules. Este detallito, esta nimiedad hizo que rápidamente me metiera en su juego y disfrutase con su música. Impone la presencia de su cantante/bajista. Esa presencia, la actitud, su labor al bajo y como vocalista me dejaron prendado. Su guitarra solista, otro que tal baila. Y el batería ojito, se marcó doblete. Tocó con Mondo Podre en el concierto previo.
Volvamos a mi amigo al que dejé tirado y sin cama, con apellido de alta alcurnia, Diablo de la Chupitada. Terminado el muy buen concierto de Infrahumano, me acerqué a él. Hizo el gesto. El Diablo hizo el jodido gesto. “Mieeeerrrrrrda”, pensé. “Lo va a decir, el cabrón lo va a decir y no me voy a poder negar” Lo dijo. De su boca salieron las palabras mágicas: El significado de estas palabras, se resumen en una: Lío. Esta expresión es punto de inflexión en cualquier fiesta de guardar que se precie. El momento que escoge el Diablo suele preceder a un concierto que se antoja divertido, importante. Hizo el gesto. Y soltó la expresión que es nombre propio sinónimo del lío: “Eh Solo, Chupitada Padre” Cuatro colegas. Cuatro chupitos de Thunderbitch. Tres caras de puto asco al terminar el chupito. Algún hijo de puta engañó al Diablo y lo dejó por la mitad. Terminado (o no) el ritual del chupito, era turno de los cabezas de cartel de la noche.

Scent of Death fueron Chupitada Padre. Fueron puto lío. No solo eso, se doctoraron cum laude en la Sala Máster. «Esta va de prueba» dijeron antes de empezar. Carallo con la de prueba. Menudo aperitivo. El concierto fue pura crema. El cantante, Marcos, que igual no lleva ni un año con Scent, es una bestia. Rolando, su batería de Lisboa, un animal. Solo los que estábamos delante nos dimos cuenta de que se le fue a tomar por culo una baqueta en “Sooner or Later”, pero no fue mayor problema para él. Luis, al bajo, otro que tiene presencia, con el micro inclinado al más puro estilo Lemmy, para hacer el acompañamiento de voz. Bernardo y Jorge, soberbios a las seis cuerdas.
Desde mi punto de vista, tuve la sensación de que Jorge, autor de todas las letras así como de la música de su último disco, es de un perfil más sobrio, más discreto, igual de válido que los otros (al final se trata de tocar música, no de hacer el gilipollas pendiente de una cámara de fotos). Según pasaban los temas mejor nos lo estábamos pasando. En el concierto de Baest que vi en esta misma sala, alguien detrás de mí decía «currichada, tío, esto es currichada». Currichada, otro sinónimo de lío. Y es que aquel concierto fue otra barbaridad. Pues Scent of Death, su trayectoria, su último disco «Into Everlasting Hate» y su directo hacen que no tengan nada que envidiar a este tipo de bandas.


«Venimos de Vigo, Ourense y Lisboa» anunció Marcos. Los que seáis unos catetos en geografía como yo, coged el google maps. Entenderéis porque en la entrevista que le hicimos en este mismo medio (link entrevista) Jorge comentaba que algunas veces ensayan el mismo día del bolo, o incluso mientras dan el concierto. Puede parecer una temeridad. Probablemente lo sea. Scent of Death tienen el suficiente bagaje, trayectoria, carretera para salvar este gran escollo.
Teniendo la fortuna de haberlos visto en directo, ahora solo falta que una promotora les propongan un trato a su altura. Esta maravilla de disco que han editado “Into Everlasting Hate” debería salir en una gira en condiciones. Como ellos bien dicen “en nuestro caso es bastante difícil poder organizar una gira por cuestiones familiares, de trabajo o personales, de tal forma que lo que nos queda es ir haciendo conciertos puntuales cuando podemos y siempre que se cumplan unas condiciones mínimas”. Amén. Y un chupito, por favor.

Feeling: 5/5
Público: 3/5. Llegué posiblemente el último. Tenía la entrada 84. El aforo es de 400 personas.
1906: 4 (creo) y un agua mineral para engañarme, como le dije al chaval que estaba en la barra. Medio chupito. Mercadillo: cds, camisetas de todos los grupos. Le pillé una camiseta a Jorge. Tuvo el detalle de regalarme una birra artesana etiquetada con la portada del “Into Everlasting Hate”. Me fui de fiesta después del festival. Lo que es la vida, la birra llegó intacta a casa, pero la madre que me parió, la camiseta, y al Diablo, los perdí en el jolgorio de la noche.
Estuve hablando un rato con Jorge. A la conversación se unió un miembro de Mondo Podre. Señaló uno de los discos que tenía Jorge en su stand. “Lo tengo y me encanta. Os vi con 17 años en la Sala Anoeta en 2005. Fue una pasada”. Se puede decir más alto, pero no más claro. Como me dijo mi fuente más que fiable de la escena: “Cartel de lujo”.
