Crónica AZAGHAL + EMPTY (Madrid, 08-12-2023, Sala Silikona)

Fue el pasado sábado 8 de diciembre; en plena constitución del ansiado puente de primeros de mes, antesala de comilonas y borracheras empresariales; cuando unos veteranísimos señores de la oscuridad, iconos del Black Metal finlandés y magníficos representantes de la vieja escuela tenían programado arribar a nuestras costas fluviales sembrando el terror más negro jamás presenciado por las hordas blackers de la Capital y parte del extrarradio. ¡Azaghal ha llegado a la ciudad!

Promovido por Kivents; la omnipresente sala Silikona resultó la elegida para albergar el bolo de Madrid. Ésta, era la penúltima parada de la frenética gira por nuestro terruño ¡9 citas nada menos! La tarde/noche nos ofrecía a unos Azaghal que venían calentitos, armados y dispuestos a disparar lo mejor y más negro de su repertorio. Para abrir las sesiones, se han rodeado de dos grandes bandas del género. Las bandas que les secundaron fueron Happy Days y Empty. Entre ellos se repartieron las ciudades de la gira, excepto en Zaragoza, donde tocaron ambos. A Madrid les tocó Empty, a los que personalmente tenía muchas ganas de ver en directo.

A pesar de los puentes y la proximidad de las navidades, como buenos amantes del género más negro del metal, los habituales respondieron y dieron a la sala el calor propio de las noches de gala. No era para menos. No todos los días se tiene la ocasión de disfrutar de un poquito de historia viva del Black Metal, historia escrita en color negro y sangre por estos maestros que demostraron estar en plena forma sobre el escenario. Muchos han sido los cambios y las vicisitudes que ha superado Azaghal hasta llegar a dónde están, pero nos congratulamos por ellos y por nosotros, de que hayan llegado y lo hayan logrado manteniendo esa pose, esa fuerza y ese saber estar tanto sobre las tablas como entre el público, al que encandilaron. De hecho; acabamos todos, banda y público, en el Mission; local de culto madrileño compartiendo una sesión de Black Metal, esta vez enlatada ¡que ya habían trabajado suficiente en su turno!

El comienzo era inminente y el ambiente ya era fantástico, desde minutos antes de comenzar el show. Sin un lleno, en ningún momento lo hubo, pero con esa “comodidad acompañada” que proporciona una buena entrada ¡Empty subía al escenario! Iban descalzos y su vocalista, Drizzt, de espaldas, rodilla en suelo y encorvado sobre sí mismo. Una cuerda ensangrentada colgada del pié del micrófono y huesos añejos cruzados sobre el suelo, era todo el atrezzo que necesitaban. El resto lo ponían sus instrumentos, qué era lo que veníamos a deglutir con fruición. Estábamos de enhorabuena porque ambas disponían de repertorio, experiencia, pasión y fuerza para hacer de éste uno de los bolos que mejor colofón podían poner al 2023.  

No hay que olvidar que Hablamos de una de nuestras bandas más longevas e históricas dentro del género negro. Fundados en 1995, en Zaragoza, nos traían su interesante último trabajo “Omnia Amet Lorem”, con el que han dado una nueva vuelta de tuerca a su producción, alejando un tanto el estilo de éste, del estilo del conceptual “Vacío”. Con “Omnia Amet Lorem” han propuesto un proyecto más enfocado en el sonido que en la composición lírica, equilibrando la aportación de cada instrumento (incluida la voz), al conjunto. Alaridos, gritos, aullidos se entremezclan con las cuerdas, mientras la batería ametralla sin compasión los ritmos.

De todos es conocida esa asignatura pendiente, casi perenne, del sonido de la sala, que golpea especialmente a los teloneros, pero sinceramente no estoy muy seguro de qué parte es atribuíble a la Silikona y qué parte es atribuible a esa ecualización más uniforme de la salida de cada instrumento y que apoya la idiosincrasia de “Omnia Amet Lorem”. Lo cierto es que mi impresión fue que la voz, en ningún momento se levantó por encima de la sección rítmica. Mi duda se alimenta del hecho de que las guitarras tampoco sonaron con la claridad que esperaba. Sin embargo; luchaba por desentrañar los lamentos de las guitarras que bramían, lloraban, chillaban quejumbrosas y dulcemente acariciaban los oídos. El resultado, con todo, no dejaba lugar a dudas, estábamos ante una grandísima banda.

Como era fácil suponer, en el setlist cayeron 5 de los 7 temas de “Omnia Amet Lorem”, lo que marcó bastante el devenir de la actuación, por las razones antes apuntadas. Hubo espacio y tiempo para repasar su historia en canciones. “Manifest of Endless Sorrow in Sanity”, “Terrifying Lucidity of the Wakefulness”, “We All Taste The same  for the Worms” o “Arrival of the Sickening One”, se colaban entre los cortes más recientes como “Inclination Towards Decay”, “The Bleakness of Elderness”, “Hungry for Emptiness”, “Decease of Internal Light”, “Omnia Amet Lorem”. Lúgubres, sombríos, con voces fantasmagóricas y espectrales, melodías punzantes que dejan huella. Una banda underground que se reivindica con su producción  y reivindica al individuo frente al yugo social que lo aliena ¡Un lujo para los sentidos, incluido el “común”!

La noche reptaba inadvertidamente. Sin darnos cuenta, La honestidad y autenticidad con que había iluminado Empty el escenario cesó. Habían completado su tiempo. El cambio de escenario se me antojó interminable, como el ciclo anual en el que un oscuro invierno ha de yacer silencioso y yermo tres estaciones para volver a lucir su manto blanco y gris. El círculo, finalmente, se cerró. De nuevo las sombras iluminaron nuestros ojos hasta deslumbrarnos porque, de nuevo, un frío perturbador, arrastrado directamente desde las más gélidas taigas finlandesas amenazaba con helarnos la sangre. Azaghal comenzaba a disparar sus primeros acordes de la noche.

Sin ninguna compasión, los primeros tonos del tema homónimo de su último trabajo  “Alttarimme on Luista Tehty” hacen hervir los fríos tímpanos, que a quienes habíamos salido a “socializar” a la puerta, nos había dejado la fresca noche madrileña. Explosiva, cargada con ligeras disonancias, poderosa y feroz como Sköll en época de celo. Una constante que no decaería en ningún momento. Con un Thirteen, como front;  activo, participativo, cercano, brutal, luciendo su estilo vocal “clásico-finés-blackmetalero”. Movía la escena abrasando el escenario que ya mantenían ardiente sus compañeros de combo. El sonido ahora es diferente. Más claro, más definido, con más volumen, lo que hace remover al público. Tímidos escarceos iniciales y es que es difícil permanecer impasible mientras se deflagra dicha hecatombe sonora.

Azaghal es una banda histórica y prolífica. Tienen repertorio para hibernar, con ellos, hasta la la primavera y escogieron un setlist muy equilibrado en el que además de “Alttarimme on Luista Tehty”, comparten con nosotros “Myrkkyä”, “Syöpäläinen” y “Kuolemanmarssi” de su reciente larga duración. Para el resto de la noche nos ofrecen un recorrido somero por las distintas etapas del conjunto finlandés, con especial atención a sus inicios, a través de temas como “Viimeinen taistelu”, “Kun aurinko kuoli”  y, como no, “Mustamaa”. Esas “demos” que se convirtieran en álbum y en clásicos. Los 2000 completan la colección. 6 temas que con sabiduría intercalan en un viaje desde el rabioso presente al pasado más remoto, con el que deciden cerrar la noche, no sin dejar de entonar  “Kun aurinko kuoli”.

Desde el endemoniadamente rápido y despiadado “Alttarimme on Luista Tehty” hasta el final del angosto y angustioso sendero que dibujó Azaghal para todos nosotros, visitamos bombazos como “Black Terror Metal” o “Quetzalcoatl” que hicieron vibrar a la sala y provocaron algunos pogos, amables, en los que un niño cumplió su sueño de ser elevado en volandas sobre el público y que puso la guinda emotiva a una noche espectacular. Pero el espectáculo no terminó ahí. Tras el concierto, las bandas, que continuaban pululando entre el público, posaron junto a todos aquellos que se acercaban a la zona de “merchand”. Esto aumentó sensiblemente la sensación de camaradería y cercanía que ya se había gestado a lo largo de la actuación.

En resumen, una noche ilusionante y bestial de un Black Metal hecho con calidad que emanaba desde las propias tripas de sus autores y que arraigó en los negros corazones de quienes nos acercamos a disfrutar de ello. Casi cerrando este, ya viejo 2023, vivimos una de las grandes citas del año, que no será la última y que, tras el parón navideño confiamos en que se repitan con firme asiduidad. 

Texto y fotografías: Juan Carlos López Aguilar.

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