Jimmy Escorpión es otra de las incorporaciones de última hora que nos hará crecer como web. Se nota su conocimiento en las primeras lecturas a sus textos y de esta manera, amplía la calidad del grupo humano que forma la web de Rock entre amigos podcast.
Sin ningún orden en particular, ahí van los 10 álbumes de estudio que – de momento – más me han enganchado de 2023:
- King Gizzard and the Lizard Wizard – PetroDragonic Apocalypse; or, Dawn of Eternal Night: An Annihilation of Planet Earth and the Beginning of Merciless Damnation
La fecundidad de estos australianos roza el disparate. Superan las dos docenas de discos en apenas una década. Este ni siquiera es el único que han sacado en 2023. El año pasado vinieron a Barcelona con motivo del Primavera Sound y tocaron cinco conciertos en menos de una semana, con repertorios completamente distintos. Van sobrados de talento y de actitud. En esta ocasión nos sumergen en un apocalipsis reptiliano en la intersección del progresivo, el thrash, el stoner y la psicodelia. Larga vida al lagarto.
- Liturgy – 93696
La pretenciosa Haela Hunt-Hendrix me lleva a su Cielo, tal como anuncia la numerología en su críptico título, aunque parezca el PIN de tu tarjeta. El ascenso espiritual se prolonga durante casi hora y media y, aunque hacia el ecuador decae, remonta de nuevo con sus catárticas polifonías, atravesando los confines del black metal, el post-rock y la música de cámara. La producción lleva el sello de denominación de origen del incombustible Steve Albini.
- Moonlight Sorcery – Horned Lord of the Thorned Castle
En las antípodas del black metal de Liturgy está la propuesta de estos jóvenes finlandeses. Si aquello era sofisticado y vanguardista, esto es directo, tradicional, desprejuiciado, infantil y genuinamente divertido. Todo ello resulta muy conveniente cuando te saturas de lo anterior. En la coctelera se intuye mucho de Children of Bodom, de Dissection, del power metal europeo y del black metal sinfónico. Es este su debut discográfico, tras dos notables EP’s donde ya avisaban de por dónde iban los tiros. Un formidable entretenimiento.
- Swans – The Beggar
Con cuatro décadas de travesía a sus espaldas, Michael Gira sigue agrandando con nuevos horizontes el legendario vuelo de sus cisnes. A punto de convertirse en septuagenario, en “The Beggar” se le siente más introspectivo y también más retrospectivo. Lo primero, por la muerte como hilo conductor y por el tono sombrío que impregna las dos monumentales horas. Lo segundo, por la recuperación de sus facetas más góticas y neofolk, que caracterizaron a la banda en los 80 y 90 respectivamente, sin perder por ello su vena experimental y ambiental. Los cisnes siguen vivos y salvajes y, tras la cancelación pandémica, ardemos en deseos de verlos en su próxima visita, agendada para febrero, antes de que el hechizo termine.
- Dying Fetus – Make them Beg for Death
La veterana banda de brutal death metal volvió a demostrar este año que todavía le quedan balas. Otro fenomenal ejercicio de técnica, de contundencia, de agresividad… No inventan nada nuevo – ya lo hicieron en el pasado – pero vuelven a recordarnos por qué todavía lucen los galones. El trío de Maryland cumple con todas las expectativas: la fábrica de riffs de Gallagher a pleno rendimiento, una producción prístina, blast beats alienígenas, solos viscerales y una voz desquiciada.
- Demoniac – Nube negra
Tras un par de años de pegar el pepinazo en la escena thrash con un misil llamado “So It Goes”, la banda chilena nos trae su esperada continuación. Quizá no tan excelente como la entrega anterior y, esto seguro, habiendo perdido ya el factor novedad, “Nube Negra” reafirma en todo caso los contundentes cimientos que Javier Ortiz construyó con esos riffs técnicos y veloces y el atractivo para los aficionados hispanohablantes de cantar en castellano. En este sentido, no se resienten del cambio de miembros, prueba de que la dirección creativa de Javier es la fuerza motora de la banda, quien además vuelve a aportar saxofones y acordeones, dotando de más personalidad al conjunto.
- Great Falls – Objects Without Pain
En Seattle siempre les ha gustado hacer ruido, desde Hendrix hasta el grunge. Sus paisanos Great Falls aúnan noise, hardcore y sludge metal, en una combinación estruendosa pero muy meditada y concienzuda. No conocía nada de ellos hasta que me topé con este “Objects Without Pain”, que me dejó exhausto. Lo recomiendo como catalizador de la ira al término de, por ejemplo, alguna jornada laboral en la que uno se retira a sus aposentos con ganas de incendiar la oficina al día siguiente.
- Peter Gabriel – i/o
Después de la sobredosis de tralla y ruido, algo tranquilo y melódico de la mano de uno de mis artistas más queridos. Su carrera, tanto con Genesis (los mejores Genesis) como en solitario, es testamento de un talento y una sensibilidad únicos. Tras 21 años de silencio en el estudio y cuando ya se le daba por jubilado, el genio reaparece con un soberbio disco de pop progresivo, oscuro y elegante, con destellos aquí y allá de funk y electrónica. Le escoltan, una ocasión más, gigantes del gremio como Tony Levin, David Rhodes o el mismísimo Brian Eno. Gabriel, al igual que otros monstruos como fueron Bowie o Cohen, ni sabe, ni debe irse en silencio.
- Panopticon – The Rime of Memory
Casualmente, el tema que abre el anterior disco se titula como la siguiente banda de este listado. Pero ahí se acaban las coincidencias. Panopticon es la visión de Austin L. Lunn sobre sus – intuimos – solitarios inviernos en la desolada campiña del midwest americano. Lunn lleva más de una década conformando una discografía muy reivindicable. Su contribución más meritoria ha sido, a su fusión de black metal atmosférico y post-rock (eso ya lo hicieron antes y muy bien sus paisanos Agalloch), incorporar elementos propios de su tradición local – a priori disruptivos – como pudieran ser la música de los apalaches o el bluegrass y ensamblarlos de modo natural en un todo coherente y fuertemente emotivo. “The Rime of Memory” puede que sea su mejor disco hasta la fecha y eso es disparar altísimo.
- Hellripper – Warlocks Grim & Withered Hags
Otra one-man band, aunque en esta ocasión de constitución mucho más reciente. En Hellripper el escocés James McBain hace alquimia con el speed y el black metal y le sale una pócima altamente adictiva que evoca recuerdos de los primeros Kreator, los paganos Sabbat o la faceta más folclórica de Bathory. El resultado no se queda en un guiño a los nostálgicos de aquellos gloriosos días, sino que suena con rabiosa vigencia y frescura. Es su segundo largo y mejora con mucho a su precedente en cuanto al gancho de los temas, la magia de los riffs y la chispa de los solos. Una fiesta de brujería, ocultismo, satanismo y toda esa vaina que tanto nos gusta. Ojo que en unos días vienen de gira con Abbath y Toxic Holocaust.
