Por Carlos Citoler
Curioso sube-baja en el que andamos metidos en nuestra cotidiana vida,… En cuestión de días, semanas o incluso horas, la sensación de querer formar parte de esta locura, de seguir dándolo todo y continuar tirando del carro (no para dejar a nuestros hijos un mundo mejor, nos conformamos con dejarles algo HUMANAMENTE decente), aparece y desaparece como el Guadiana.
Un día te despiertas con la esperanzadora noticia de que un chaval, cuyo nombre no podemos revelar porque incurriríamos en delito al ser, creo, menor de edad, se ha marcado un programa piloto de podcast analizando el tema Dance Of Death de Iron Maiden. Así, a lo loco, sin anestesia ni nada. Menor de edad, no sé si lo hemos comentado, pero no está mal recalcarlo,…. La noticia te llega por otra menor, cuyo nombre tampoco revelaremos por la misma razón, que interrogada a conciencia por un servidor, que no acaba de creerse semejante atrevimiento por parte del susodicho, comenta con toda la tranquilidad del mundo que el chaval es «heavy», como quien habla de un zurdo o de un rubio, sin advertir en su inocencia la grandeza de dicha afirmación.


Que es compañero de clase desde la tierna guardería, y que a menudo comparte con la pandilla (nótese aquí el desfase lingüístico del que este humilde junta-letras adolece frente al nuevo «lenguaje» vigente en la actualidad) videos de grupos desfasados, tipo Whitesnake, WASP y demás abueletes,… Alguien dijo que hay una brecha de comunicación entre padres e hijos actualmente, y humildemente, creo que lo de «brecha» se queda corto,…
Desvelada la identidad de una de las actoras de la obra, y bajo amenazas de cortar la wifi y requisarle el móvil de inmediato si no me hace llegar dicho proto-podcast, su tranquila respuesta, indicándome que lo tengo enviado a mi móvil antes de empezar la conversación (que si quiero, me echa una mano a abrirlo, dándole al iconito verde y presionando el triángulo tumbado que aparece sobre el mismo,…), acaba por desmontar tus defensas, y ves en serio peligro tu puesto de «Heavy Oficial» en la vida de tu pequeña, que tantas horas de escucha de los clásicos y lectura de revistas te ha costado ganarte.
Aprovechando cualquier escusa, envías a tu prole temprano a la cama, algo que bien sabes que no van a hacer, y te recluyes en tu rincón de pensar, móvil en mano, para descubrir quién osa opositar al cetro de Guardian del Metal del barrio. Lleno de prejuicios, mientras el dichoso podcast acaba de cargar, maquinas en tu cabecita posibles respuestas a la temible y esperada pregunta de tu hija cuando quiera saber que te ha parecido el audio.


Inside The Electric Circus, como no podía ser de otra forma, es el nombre de este episodio 0 al que (a que negarlo, estamos entre amigos) le he dado más escuchas que a alguno de los grandes discos clásicos del género. Y es que, tampoco voy a negarlo, a ver quien es el guapo que se resiste a no quemar estos poco más de 18 minutos, incluyendo el tema de Iron Maiden en su totalidad, de bestialidad que se ha marcado el amigo «Juan», «Pedro» o pongámosle el nombre que queramos. Álvaro, llamémosle Álvaro, por ejemplo.
Fríamente, sería curioso sacar algo de tiempo y contabilizar cuantos trabajos llevaban a sus espaldas sus idolatrados WASP cuando Álvaro empezó a aprender a gatear. Curioso que un álbum aparecido 20 años antes de que el amigo llegase a este mundo le haya servido de inspiración para lanzarse al barro podcastil. Tal vez el mundo todavía tenga salvación,…
Tras enfrentarte al «tu» que hubieses deseado ser hace más de treinta años, un «tu» con los conocimientos, la facilidad de palabra y la maña de rellenar esos casi veinte minutos de información veraz, datos contrastados y curiosidades que solo un apasionado de la música y de la banda en particular puede manejar con esa soltura, y como hemos dicho antes, devorar varias veces el podcast, ves como todas tus defensas caen por el suelo a la par que tú fe en la humanidad se dispara exponencialmente.
Te recuerda a alguien, a algún pirado que en su tierna adolescencia estuviese loco por la música y por todo lo que la rodeaba, llegando a asociar cada acto de su rutinaria vida con un riff, con la letra de una canción, con un solo de de guitarra? Anda, busca a tu lado, que seguro no anda muy lejos aquel chaval,…


Centrándonos en el podcast en sí, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, el amigo Álvaro se marca un repaso, no sólo del tema en cuestión, Dance Of Death, sino que aprovecha para diseccionar el álbum completo del mismo nombre de la Doncella de Hierro, aportando, como decíamos, datos de «viejo y desfasado historiador»: curiosidades como que la portada, en palabras del mismo grupo, estaba inacabada y sólo era un boceto; comentarios sobre qué miembros del grupo son mas activos o menos a la hora de componer; un análisis concienzudo y con datos históricos sobre las letras que dan cuerpo al disco,… Para cagarse, perdónenme la expresión.
Porque, hablando de expresión, el lenguaje utilizado por el director del podcast, lejos de lo que podías esperar de un chaval de su corta edad, es más que sobresaliente. Ni rastro de las típicas muletillas, «osea», «tal cual», «entiendes», que están fagotizando lentamente el bonito y rico idioma que una cohorte de inigualables escritores ayudó a dar forma. Álvaro, sigamos llamándole así, se desenvuelve como pez en el agua en un monólogo (los creadores de contenido sabrán de la dificultad de enfrentarse sólo al micro), apoyado en multitud de datos que domina, conoce, entiende e hila con sentido dentro del mismo. Desarrollando punto por punto, lejos de la inmediatez de una generación acostumbrada a la comida rápida del Ticktok, el susodicho nos presenta un menú compuesto por aperitivo, entrantes, plato principal y el delicioso postre que los Maiden se sacaron de la manga allá por los primeros dos mil.
Un monólogo, como decíamos, trufado de datos contrastados, apuntes «académicos» musicales, referencias a batallas históricas que aparecen mencionadas en las letras del trabajo, pinceladas de filosofía y un trabajo oscuro de traducción e interpretación de esas mismas letras que habrá llevado a nuestro joven héroe más de una tarde-noche de esfuerzo. Vamos, lo que viene siendo todo lo opuesto a Ticktok y demás «manjares» que sacian el hambre de conocimiento de la generación llamada a reconducir este desastre que les hemos legado,..


Pero, dejando a un lado la calidad, el rigor y lo ameno de este proto-podcast, del que un servidor no tiene ninguna duda, lo realmente acojonante, permítaseme la licencia en el lenguaje, es que, escasas fechas antes de descubrir esta joyita del amigo Álvaro, el maestro Salva Arteaga, compañero de la sección podcastil de REA, nos presentaba la segunda parte de SOMA, sección en la que une música y literatura, y en el que abordaba el poema Danse Macabre, del escritor Henri Cazalis. En dicho programa, no podía ser de otra forma, Iron Maiden y su Dance Of Death tuvieron su hueco, y mientras disfrutaba de las diabluras del amigo Álvaro al micrófono no podía más que reprimir alguna lagrimilla al comprobar como la música, independientemente del estilo, es capaz de cruzar océanos de tiempo, saltar entre generaciones y unir a dos personas que ni siquiera se conocen al compas de un mismo riff. Salva y Álvaro, Álvaro y Salva, robando tiempo a sus quehaceres diarios, diseccionando un tema con más de veinte años de existencia (más de los que el propio Álvaro atesora), bajo la luz de un flexo, frente a un papel en blanco, bolígrafo en mano y de fondo sonando Harris y los suyos, coleccionando palabras para lanzarlas al aire en un podcast que tal vez, por desgracia, nadie llegue nunca a escuchar o apreciar en su justa medida. ACOJONANTE.

Pero si lo del amigo Álvaro, sigamos llamándole Álvaro, es de traca, por aquellas mismas fechas llegó a la redacción de REA, la oscura cueva en la que l@s pérfid@s redactores de esta humilde página nos reunimos y maquinamos el fin de los días, vía wasap, la flipante noticia de que Astaroth , conocido de la sección madrileña de la redacción por frecuentar las mismas salas de conciertos, estaba trabajando en un fanzine centrado en el extremo, tanto patrio como internacional. Dissekt, bautizada así la criatura por Astaroth, ya cuenta con entrevistas a los madrileños Cerebral Vortex, Ergum, atreviéndose incluso a cruzar el charco y tirar de traductor con los canadienses Zero Tolerance.
La anécdota no pasaría de ahí, un nuevo fanzine lanzado al mercado, con mucha ilusión y, no nos engañemos, con muchos números para pasar desapercibido, viendo el cariño con el que tratamos al underground, si no fuese por el hecho de que el amigo Astaroth, autor e ideólogo, no sé si tiene la edad mínima exigible para plantarse en una copistería y encargar el trabajo de impresión del mismo,…
13 añitos, compañer@, 13 añitos!!! En inglés, te lo digo en inglés, thirteen years old!!! Equis, palito, palito, palito en números romanos, píllalo como quieras, compañer@, 13 jodidos añazos!!!
Con la edad en la que tú y yo volvíamos a casa con el pantalón del chándal rasgado tras el último partido de fútbol en el descampado del barrio, o después de cambiar los cromos repetidos del álbum de Panini, Astaroth, otro jodido héroe anónimo como Álvaro, llevado por la pasión y el veneno que tal vez algún familiar le habrá inculcado, dedica el tiempo que le queda entre redacción y redacción, entre trabajo de naturales y de sociales, a bucear en el under mas under, el extremo más recóndito, y a currarse entrevistas, reseñas y demás joyitas, tirando en muchas de ellas de diccionario o de Google Translate, que el mundo evoluciona que es una barbaridad.



Héroes, Álvaro y Astaroth, rara avis entre una juventud en la que el esfuerzo, la dedicación y las ganas de aprender y de enseñar se ven acorraladas demasiado a menudo por el éxito rápido, los likes y las visualizaciones.
Héroes que, por otra parte, no serán los únicos, no pueden ser los únicos, y que nos hacen soñar, imaginar, con que tal vez sí, la próxima generación sea la elegida para arreglar todo este desaguisado. Aunque los elegidos se mantengan de momento al acecho, a la sombra de la gris mayoría,…
Casos como los de Astaroth y Álvaro, extrapolándolos a otros aspectos de la vida, tal vez nos haga a los más pesimistas recobrar la fe en una raza cada vez más enferma, que necesitará a muchos héroes, a muchos Álvaros, a muchos Astaroth, para volver a ganarse el apellido de HUMANA,…
… máxime cuando en esas mismas fechas en las que el maravilloso podcast de Álvaro llegaba a mis oídos, en los que descubría a titánica aventura de Astaroth a los mandos de su fanzine, cuando empezaba a creer que valía la pena seguir tirando del carro y trabajar para dejar un mundo algo mejor a nuestros descendientes, ese mismo mundo quedaba mortalmente herido por la peor de las aberraciones que un ser, me cuesta apellidarlo de humano, puede cometer.
Hoy es Bellcaire, pero ayer lloró de pena y rabia otra familia y pueblo, y por desgracia mañana otra ciudad se oscurecerá bajo el manto del dolor. Testigos de la barbarie de un ser que se supone, domina una defectuosa creación, en la que hemos llegado al punto de degradación tal que, con tal de herir a nuestro «enemigos» no dudamos un segundo en derramar sangre inocente, aunque esa sangre sea sangre de nuestra sangre, y en su escaso lustro de vida no quepa más inocencia que la que el pobre querubín contenía,…
Un mundo en el que ese inocente ser, envuelto para su desgracia en una desigual guerra, ya nunca podrá sonar con editar un podcast , sacar adelante un fanzine, o con arañar sus tiernas rodillas disputando una gran final del mundial en el descampado del barrio. Un mundo que, desde que tú, pequeño inocente, no estás en el, arrancado salvajemente del mismo, no sé si es merecedor de seguir luchando por él,…

