Crónica DEIMOCRACY + NEEDLE (Pub Transylvania, Vigo. 04.05.24). Como sobreponerse a lo inesperado.

Texto de ElSolodetransyl .

Los virus son inoportunos. Tan inoportunos que pueden echar por tierra el trabajo y los ensayos que llevas haciendo desde hace meses. No solo eso, a pesar de estar hecho mierda intentas tirar para adelante, porque no quieres dejar a tus compañeros de banda tirados, en las dos fechas que teníais agendadas en Galicia. Pero el virus puede más que tus ganas, y lamentablemente tienes que decir a tus compañeros, que lo sientes la hostia, pero que tu cuerpo no está respondiendo como debe, que no has dormido ni 2 horas seguidas, y te has pasado toda la noche con vómitos, arcadas y fiebre.

Este era el panorama que, me imagino, se le dibujó a Deimocracy el viernes 3 de mayo por la mañana.
Su batería de directo era baja por todo lo relatado anteriormente. Y los miembros de la banda se plantearon tres opciones:
-Cancelar los bolos, y que su nombre de alguna manera quedase manchado, porque dejas tirado a las salas, y a los grupos que hacen el bolo contigo.
-Llevar baterías pregrabadas, con lo que perderían presencia en directo.
-Buscar un sustituto.



Optaron por la tercera, poniéndose en contacto el mismo viernes 3 de mayo con el que fue su primer batería, Goiatz Dutto, que había grabado con ellos su primer disco, «Keep one eye open», en 2017.

Deimocracy tenían dos fechas en Galicia, la primera en Sarria, en la sala Buril, el viernes 3, y la segunda en Vigo, el sábado 4 de mayo en el Transyl. Goiatz hizo el viaje de Euskadi a Galicia en la furgo, (re)aprendiendo los temas de ese primer álbum que había grabado. Sin una batería física con la que ensayar, se dedicó las horas de carretera a hacer «airdrumming». Y aquí está el mérito de Goiatz en particular y de Deimocracy en general, ya que Goiatz llevaba desde 2020 sin coger una baqueta. Cuatro años sin tocar un pedal de una batería, y a la que se le presentó la oportunidad de echar un cable a la que fuera su banda se subió al barco, a pesar de todo el tiempo que había pasado desde su último ensayo con ellos.



Yo os puedo hablar de lo que viví en Vigo. En el cartel los acompañaban Needle desde Guimarāes (norte de Portugal, para los que no crucéis la frontera para comprar toalhas y comer baclhau grelhado). La idea desde que se cerró la fecha (agendar salas/grupos lo tienes que hacer mínimo 6-7 meses de antelación) era que “Needle” fueran la banda que abriese la noche y “Deimocracy” cerraría.

Hubo varias movidas inesperadas en el Transyl (tres para ser más exactos). La primera fue el cambio de orden de los grupos, debido a la última hora estomacal.


Abrieron Deimocracy, no sin antes pedir disculpas (segunda movida inesperada) por lo que les había pasado. Esa transparencia, que muy a menudo los grupos se dejan en el backstage, me llamó la atención para bien. Desde mi punto de vista ante imprevistos como el que les ocurrió con su batería de directo, las disculpas previas no eran necesarias, pero reflejó la humildad de la banda. Musicalmente hablando tocaron un set de unos cuarenta minutos, todo de su primer disco, que no habrían tocado si hubiese ido el batería que correspondía. De su segundo dico, Erebo, tocaron «True Words», tema acústico en el que Goiatz había colaborado en estudio…pero con el violín.


A pesar de todos los imprevistos, Deimocracy supieron estar a la altura, demostrando ser unos jodidos profesionales. Conecté rápidamente con su estilo, autodenominado “eclectic death metal”, y a pesar de que no conocía nada de la banda, sospeché que en algún momento estaban improvisando, dejándose llevar por la magia del directo, y la complicidad que tenían con Goiatz, como si esos cuatro años hubiesen pasado en suspiro. Qué una banda se puede permitir estas licencias habla de la calidad de sus miembros. ¡Menuda maravilla de concierto!

Needle hicieron evidente de que al otro lado del rio Minho también hay escena, y con su estilo progresivo nos presentaban su álbum debut Fall, que cumplió un año en abril. Aunque me costó entrar en su rollo (me suele pasar después de ver una banda que me ha impactado, la siguiente en discordia tardo en meterme en su concierto), hicieron un bolo notable. Me imagino el momento en el que Deimocracy les cuenta el percal estomacal y les plantea cerrar el concierto de Vigo. Probablemente tenían previsto un bolo de unos 40 minutos, ya que el que abre suele tener menos tiempo que el que cierra. Parece una gilipollez, pero es una responsabilidad, y creo Needle fueron generosos al aceptar ese papel de banda que cierra, a pesar de que no era lo que tenían previamente acordado, e igual tuvieron que meter dos o tres temas en su set, que no tenían debidamente ensayados.


A todas las zancadillas que se encontraron en el camino las bandas, hay que añadirle la escasa afluencia de peña al Transyl. Los “culpables” eran Aphonnic, banda de Vigo que hizo “sold-out” viernes y sábado en la sala Master. Seríamos 30-40 personas a lo sumo, los que vimos a Deimocracy y a Needle. Fuimos 30-40 personas las que vimos y escuchamos a Goiatz Dutto, nada más terminar el concierto de Deimocracy, levantarse y baquetas en mano decir algo así como “gracias por el cariño, gracias por el apoyo, Vigo”. Esta fue la tercera movida inesperada, nunca había visto a un músico agradeciendo el calor del público de esa manera, me atrevería a decir que estaba de alguna manera emocionado. Y no es para menos. Os recuerdo que Goiatz FUE (pasado) miembro de Deimocracy, ergo ya no lo es. Con tan poco tiempo de antelación, apenas sin margen para pensárserlo tuvo la generosidad para con su ex-grupo y echarles un cable en los bolos de Sarria y de Vigo. Muy pocos se meterían en semejante aventura. Y me imagino que tan pronto terminó el último tema en Vigo, tuvo que tener un subidón de adrenalina acojonante.


Yo, sin desvelar mi identidad (no era mi intención), pude hablar un rato con él en una especie de corrillo, en la puerta del Transyl y estaba liberado. Sí que me presenté al bajista, y les dije que de “pseudo-concierto” (mucho se está llevando lo del pseudo últimamente) nada. Estas fueron, más o menos mis palabras:
“Habéis estado de puta madre. Podéis estar orgullosos de lo que acabáis de hacer”.

En el underground, y ahora me voy hacia mi rama artística ( el teatro) cuando te encuentras con esta calidad humana, con este compañerimo y con esta profesionalidad, da gusto. Esto es justo lo que veo ultimamente en el underground musical: calidad humana, compañerismo y profesionalidad. Es la hostia sobreponerte a un fin de semana que se complica cuando estás encima de un escenario. Y como público es la hostia ver como una banda está a la altura de su fin de semana que se ha complicado, porque los virus, os lo dice un farmacéutico, son así de inoportunos.

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