DarkMAD, un festival gótico en la noche madrileña 10 y 11 de mayo, 2024. Autocine, Madrid.

Texto Alberto Monreal.

Quisiera la providencia que esta humilde pero ilusionante propuesta de festival gótico y oscuro coincidiera en fechas con otro festival hermano, el apabullante Cruel World de Pasadena, en California, otro festival gótico encuadrado en las Artes Oscuras y capaz de aunar bajo un mismo escenario a bandas clásicas con nuevas propuestas, para deleite de un público abierto capaz de disfrutar de lo guitarrero, lo electrónico, lo antiguo y lo moderno. Una semana después vendría el festival alemán Wave Gotik Treffen de Leipzig, una autentica Meca para las almas oscuras de todo el mundo, un festival cuyo objetivo va más allá de la música, un evento al que ir una vez en la vida así te gusten Sisters of Mercy, Poe o Tim Burton.

Así pues, DarkMAD nació con la intención de ofrecer al fin un festival oscuro en España, una intención en la que tradicionalmente ha habido muchos descarrilamientos y accidentes, pero que ellos lograron llevar a buen puerto en una primera edición muy exitosa en 2019, con un llenazo espectacular que nos hizo soñar a todos con la posibilidad de tener nosotros también nuestro Treffen de andar por casa, un objetivo muy posible gracias a una escena oscura española con cantidad suficiente de feligreses, muy devotos y apasionados de su música.

Lamentablemente, la suerte y la coyuntura global no ha ayudado al festival, con una pandemia al año siguiente que paró todas las actividades musicales y que sumió a la industrial musical a un forzoso parón del cual todavía no nos hemos recuperado, y desde hace unos cuantos años desde entonces este sector está en crisis debido al encarecimiento de materiales y organización dirigidos a este tipo de eventos, fruto de una galopante inflación en un mundo muy apocalíptico de guerra, cambio climático y polarización política.

Pese a todos estos impedimentos, nuestros intrépidos promotores son más fuertes que cualquier desalmada coyuntura, y su amor por la escena oscura pudo fructificar en una segunda edición del festival celebrada el año pasado también en el Autocine, una edición que aunque tuvo algunos problemas, fue todo un éxito sobre todo por la calidad de algunos conciertos, algunos de ellos memorables como los de la Human League, Boy Harsher o Kite, y aunque la afluencia de público no fue tan rotunda como en su primera edición, todos nos fuimos con una sonrisa a casa, pensando que el festival iba a crecer seguro al año siguiente.

¿Y este optimismo tan anti-gótico se ha cumplido? Pues solo a medias, ya que lamentablemente ha habido algunos problemas de organización que han empañado un poco el resultado final. Aún así el balance siempre es positivo, porque se realizó el festival y la verdad es que había muy buen ambiente y lo pasamos bastante bien, especialmente el segundo día. Es cierto que la edición de este año tenía un cartel menos atractivo, sin apenas rotundas cabezas de cartel, sobre todo después de informar de la caída de Die Krupps, pero aún así sí que se tenían propuestas muy interesantes, sobre todo de clase media, entre los que despuntaban clásicos como Clan of Xymox o Christian Death, a lo que se sumaban bandas nuevas punteras como Kaelan Mikla o Empathy. La propuesta era quizá menor que el año anterior, pero no obstante seguía siendo muy atractiva, y además muy cerca de casa, la asistencia es obligatoria si te gusta la música oscura.

Tampoco ayudó el sol de justicia que cayó ese fin de semana en Madrid, que es una ciudad de granito y asfalto en medio del desierto. Las temperaturas fueron las más altas del año, y teniendo en cuenta que los níveos y blanquecinos fans de este estilo de música vestimos todos de negro, debo decir que nuestra pasión por la música en directo se vio sometida a una de las más duras pruebas posibles. Fueron pocos los valientes que se acercaron al escenario a las tres de la tarde, a lo que tampoco ayudo la orientación del escenario, muy diferente a la del año pasado, sin sombra a la que acogerse. El escarnio climático fue considerable, y los grupos que tocaron a primera hora de la tarde lo hicieron para un escaso grupo de personas, lo cual deslució bastante los comienzos de las jornadas.

Además, enseguida vimos algunos de los problemas que fueron haciéndose una bola de nieve a medida que avanzaba el festival, sobre todo la dificultad para enterarse el primer día de los cambios de horario y escenario en los que tocaban los grupos, lo cual fue bastante caótico por momentos, hasta desembocar en una tragedia producida por el gran retraso que asomaba con su guadaña y acabó cortando violentamente el concierto de Kaelan Mikla, que solo pudieron representar su magnifico espectáculo durante tres canciones. Los gritos de bruja en la hoguera de su impresionante tema “Sólstödur” fueron la respuesta emocional concreta que cada uno de los fans ante tal dislate. Creo que en ese momento muchos hubieran preferido arder en la hoguera de la inquisición antes que perderse el concierto de las intensas brujas islandesas, una pena que no tuvo ninguna respuesta institucional por parte del festival. Este fue sin duda el punto más bajo del festival, pero afortunadamente, la vida sigue y sobre todo al segundo día se solventaron mucho mejor los problemas de horario sobre el escenario, lo cual hizo que el respetable público volviera a conectarse con la magia del festival.

Y es que la corrección y las ganas de la organización junto a los deseos de pasarlo bien del siempre hedonista público gótico volvieron a crear la magia tan particular que solo se dan en este tipo de eventos oscuros, con un buen ambiente generalizado, a lo que suma las características acogedoras del Autocine, con abundantes lugares de esparcimiento en las que conversar con amigos tanto antiguos como nuevos. De hecho el DarkMAD es un lugar señalado para encontrarse con viejos amigos de toda España, un punto de referencia marcado en el calendario para agrupar a una escena que separada es pequeña pero que unida es grande. Eso el DarkMAD lo cuida y lo mima, y es digno de reseñar su apertura de mente para aunar diferentes sensibilidades bajo un mismo paraguas.

AUGER

En lo estrictamente musical, el festival comenzó de una manera muy potente con una de las mejores bandas de rock oscuro de la actualidad, los ingleses Auger, cuyo frontman Kyle Blaqk demostró tener una de las mejores voces en directo de todo el festival. A medio camino entre el pop y el metal, este grupo cabalga a rebufo de bandas como Lord of the Lost, con la que han colaborado, realizando un denso equilibrio entre bases electrónicas, lacerantes guitarras y voces épicas y apasionadas. Su concierto resultó ser algo extraordinario y digno de mención, sobre todo por el calor que hacía a primera hora de la tarde.

Menos mal que el dandismo pop y de cierta oscuridad del Comandante Raúl López trae de serie unas buenas gafas Ray ban porque el sol daba de lleno el escenario, iluminando de calor y sofoco el escenario en el que El Comando Suzie se dejó el alma cantando muchas canciones de amor arrebatado. La fina ironía de las letras dejan entrever un regusto muy amargo. Los teclados de Eva traen la elegancia y el pop y la guitarra de Eric trae una ampulosidad y pomposidad exquisita a la presentación del cancionero del Comandante, al que se le caen los hits por las mangas de las camisas indies que tan elegantemente viste. Así es El Comando Suzie, un proyecto entre el indie y el gótico que no pertenece a ninguno de los dos por ser una entidad tan particular que compitió en destellos con el Sol abrasador que nos castigaba. Un segundo concierto extraordinario.

THE MARCH VIOLETS

El talento buscaba resquicios para manifestarse entre retrasos, pruebas de sonido y problemas varios de sonido, y The March Violets fue el vivo ejemplo de ello. 40 años en la brecha para una banda hermanada con Sisters of Mercy, ya que publicaban también en Merciful Release, y con una Rosie Garland que se ganó al respetable con muchísimas ganas y derrochando simpatía por doquier. Su tema “Snake Dance” fue uno de lo grandes momentos del festival, un himno gótico en los mejores templos de música oscura. Pero no solamente del pasado vive March Violets, ya que presentaron algún tema de su nuevo disco “Cocodrile Promises”, disponible a la venta este verano.

GIRLS UNDER GLASS

Una de las grandes decepciones del festival fueron los alemanes Girls Under Glass, y no solamente por los terribles problemas de sonido que padecieron. Su disco “Backdraft” ha sido uno de los grandes discos de este pasado 2023, con un regreso después de 17 años de silencio, un disco muy potente y elegante, digno sucesor de ese sonido evolucionado que tenía Girls Under Glass, con Axel Hermes haciendo diabluras con su sonido. Pero parecieron estar un poco oxidados tanto en la voz como a nivel instrumental. Incluso salió el cantante original de la banda, Thomas Lücke, pese a lo cual no consiguieron conectar en ningún momento.

Tuvimos ocasión también de ver medio concierto de Bestial Mouths, con esa nueva Diamanda Galas encarnada en la cantante Lynette Cerezo, una auténtica actriz en el escenario, con una propuesta bailable y a un mismo tiempo experimental, con una densidad muy particular y absorbente. Un acierto.

NEON ELECTRONICS

De las cenizas de Neon Judgement surge Neon Electronics, una vuelta de tuerca al sonido psicodélico de los años 60 tipo Velvet Underground, pasado por un tamiz electrónico muy orientado al trance y a la experimentación. El viaje astral estaba garantizado, y no defraudaron en absoluto, con un Dirk Da Davo contenido, concentrado y absolutamente lisérgico. Fue una de las grandes sorpresas del festival, estabamos pasándolo en grande y cuando esperamos uno de los grandes momentos del festival, la actuación de Kaelan Mikla, vino el jarro de agua fría antes reseñado. Una pena, pese a lo cual demostraron ser algo bellísimo y de una intensidad desbordante.

Tras una cosa como esta la actuación de Absolute Body Control resultó ser muy extraña, pues su propuesta si bien es interesante tuvo que transitar por un ambiente enrarecido, y también tuvo que tener un concierto bastante corto, unos 40 minutos. Por supuesto que Dirk Ivens y Eric Van Wonterghem son unos músicos impresionantes, pioneros de la EBM belga, popes de la música electrónica, y la elegancia de su música fue reseñable, pero su frialdad y su sofistificación no casaban con el fin de fiesta que merecía el primer día de festival.

Tras los problemas del primer día, tuvimos una segunda jornada mucho más relajada y tranquila, con una mayor afluencia de público y con muy buen ambiente generalizado. Es muy duro organizar un festival de esas características, sobre todo en un ambiente pequeño y limitado como lo es el de la escena gótica. En este caso a la organización del DarkMAD le mueven el amor y el compromiso por la música que presentan, no es un frío negocio o una propuesta desapasionada. Por eso, siempre, a pesar de los fallos y los problemas, acaba surgiendo ineludiblemente la magia de lo que es un festival de estas características, donde simplemente con la reunión de amigos ya se obra el milagro. Por eso el esfuerzo de la organización en enderezar el rumbo es muy loable, y espero que haya muchas ediciones del festival, porque la escena gótica española lo necesita.

Los alemanes Light of Euphoria dieron el primer concierto del día, comenzando a las 15:30 de la tarde, también bajo un sol muy parecido al que padecía Clint Eastwood en el desierto de “El Bueno, el feo, y el malo”. Al fin y al cabo estamos en el Autocine. Pero Lights of Euphoria parecían ser los buenos de esta película, derrochando entrega y simpatía desde un comienzo, abordando un tecno pop puro y sencillo, una maravilla que lleva ya 30 años de andadura.

MIRANDA SEX GARDEN

Los ingleses Miranda Sex Garden sin embargo fueron uno de los grandes vencedores del festival, dando un soberbio concierto y ganándose a todos los incrédulos que se acercaban. La voz de Katherine Blake es muy particular, con unos arabescos en sus agudos difíciles de imitar, no es casualidad que sea líder también de Medieval Babes. Su concierto fue creciendo sorprendiendo con nuevas versiones de sus clásicos como “Peep Show” y explosionando en su nuevo tema, “Velventine”, que es muy buen tema. La música de Miranda Sex Garden fue creciendo a base de una psicodelia muy particular, rodeada de folk y rock lisérgico muy potente y directo. Delicados y abrumadoramente sólidos, fue una revelación encontrarles en tan buena forma.

Al caer la tarde vinieron un de los platos fuertes del festival, Clan of Xymox, que no defraudaron a su hinchada, una de las bandas con más seguidores y de los más aclamados del festival. El grupo de Ronny Moorins supo crear un concierto muy atractivo y directo, a base de dejar caer éxitos uno tras otro y convirtiendo el pedregal del Autocine en un jardín de ensueño. Emily, She y sobre todo “Louise”. Eso sí, el sonido de Clan of Xymox hoy en día es más electrónico, y los temas antiguos sonaron modernizados, lo cual les quitó algo de elegancia, no obstante, son canciones tan buenas que sobreviven eternas y que hicieron vibrar como siempre.

Lo de Christian Death es bastante diferente, ya que desde que Valor hizo pareja con Maitri no parece haber destacado demasiado, virando hacia sonidos más metaleros, sin mucha alma ni acierto, aunque el último disco, “Evil Became Rule” es una muy buena vuelta a sus orígenes. Desgraciadamente en directo la banda resulta algo descafeinada, sin gas, con una Maitri con poca voz y con muchos problemas de sonido. Tampoco ayuda que toquen éxitos de los primeros Chistian Death, en los que no estaba Valor, y cambiar a la voz a Rozz Williams por Maitri resultó un poco una catástrofe.

Lo de Putilatex, que ya tocaron en la edición del año pasado, debería pasar a ser una costumbre para todos los años. Ellos, que nunca sacan nada, según sus palabras, presentaban disco, “Pasan Drogados”, un compendio de escándalos hechos música, una suerte de Sigue Sigue Sputnik desde Albacete, con unas maravillosas poesías sobre lo peor de la sociedad en la que se desparraman con un sonido electroclash, a veces coronado con unas guitarras lacerantes que hacen de sus conciertos una orgía desenfrenada de maldad y de putrefacción. Esa es la actitud, siempre divertidos, no fallan. Puti lo dio todo rodando varias veces sobre el escenario, un delirio.

Terminamos en el escenario principal con los carniceros Ost-Front, unos Rammstein del hacendado que resultan muy entretenidos, con mucho teatro y maquillaje, recreando una carnicería gore que si bien resultaba entretenida, no deja de ser un grupo un poco secundario, con lo cual nos adentramos pronto a ver el concierto en la carpa pequeña de Parade Ground, un maravilloso proyecto belga hermanado con Front 242, pero más oscuro, que siempre ha sido una banda de culto y que dio uno de los conciertos más particulares en los que he estado. Los hermanos Pauly lo dieron todo, pero el cantante parecía ahogarse y hasta se cayó dos veces del escenario, no parecía estar en buenas condiciones para terminar el concierto, pero al final lo consiguió llevándose una gran ovación por parte del público congregado, que quiso premiar el esfuerzo. El sonido fue terrible, la ejecución pésima, sin embargo, cuando hay esfuerzo, hay cierta grandeza. No todo es talento para emocionar.

PARADE GROUND

Terminó el festival con una gran banda, desde alemania vinieron Rue Oberkampf, un concierto que dejó muy buen sabor de boca, con una electrónica oscura, envolvente y muy suave, que fue arropándonos como un manto protector ante el cansancio de estar ya en el final del festival. Pese a ello, lo muniqueses nos exprimieron las últimas gotas de baile, estallando en ese “Never Stop The Dance” que fue el lema del festival en su despedida, un broche de oro para una segunda jornada que nos dejó muy buen sabor de boca.

ONYX UNLEASHED (Drag queen) durante una perfomance en el Darkmad.

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