
Texto Kikemaiden.
La tarde noche del 6 de Julio en Murcia, no era la más adecuada para perderse entre sus calles, y disfrutar de una de las ciudades españolas que más ha crecido y ampliado su oferta de ocio en los últimos años. El casi medio millón de personas que tiene la capital de una de las comunidades más maltratadas de este país, a veces maravilloso y otras veces bananero o de pandereta, se escondía ese día en sus casas o en las playas cercanas mientras unos cuantos locos de la música, hacian tiempo en el interior de los bares, terrazas o algún parque que rodeaba el recinto donde tendría lugar una de las noches más mágicas de lo que está siendo el festival Murcia On.

La diferencia entre la noche que os contamos y las demás es que, mientras la mayoría de conciertos de este festival Murcia On ésta dirigido a un target de gente más variado, mainstream y con tradición de contar con el favor de los grandes medios, a la vez que apoyo de sellos y promotores potentes con músicos o grupos como Luis Miguel, Hombres G, Take that o Ricky Martin, no tienen nada que ver con lo que ibamos a presenciar esa noche.
Loreena McKennitt es un oasis en medio de tanto populismo musical; en el mundo que reinan músicos sin cualidades ni calidades artísticas, todo fachada y sin un ápice de conocimiento de lo que es la verdadera cultura musical, esta multinstrumentista canadiense, se empeña en seguir deleitando a sus seguidores con música tradicional folclórica no sólo de sus raices o país de origen, tambien de los lugares a los que visita o que ve interesantes por sus historias y tradiciones.
Uno de los motivos el cual ha hecho que nos regale una pequeña gira tras cinco años después de su visita anterior, es la celebración del 30 aniversario de la edición de uno de sus discos clásicos, el The Mask and Mirror. Esta celebración ha hecho, que la músico canadiense haga una serie de conciertos que en el momento leas esto, estará pasado por 8 ciudades a parte Murcia; dos noches en Madrid con sold out, Sevilla con también sold out, Vigo a punto de agotar entradas, San Sebastián y Huesca, y los dos días anteriores a Murcia fueron en Barcelona siendo inicio de gira y Valencia con el papel casi agotado también. The Mask and mirror es un trabajo que suponía una gran continuación del que la dió a conocer a nivel mundial y sobre todo en nuestro país titulado The visit año 91, y que precedia al también maravilloso The book of secrets en el 97, formando una tripleta de discos inmortal, vendiendo de una música tan diferente durante esos tres trabajos más de 8 millones de discos, y que dejó una huella imborrable en la vida de mucha gente que ama este tipo de música.

La plaza de toros de Murcia es el lugar elegido para el festival Murcia On, quedando como un emplazamiento céntrico, bien situado y que se adapta a las características de los grupos o músicos que participan en esta serie de conciertos que se realizan en el espacio de varías semanas organizados por Ibolele producciones. En este caso, a diferencia del día anterior con la actuación de Ricky Martin donde todo el recinto estaba libre para ocuparse, se había adaptado para una capacidad menor de la plaza, situando al frente del gran escenario unas 600 sillas para la comodidad de la gente que habían comprado en esa zona, y la parte del graderío estaba habilitada solo las sillas centrales, haciendo que quedará todo más recogido e íntimo, algo que creaba un ambiente especial y más adecuado a la música que ibamos a presenciar.
Así que, tras refrescarse un poco antes de entrar (lo que se pudo ante las temperaturas que teníamos en Murcia que rondaban los 35°), entramos para buscar nuestras localidades mi mujer ( verdadera culpable de que estuviéramos allí), mi hija y servidor para hacernos unas fotos e ir preparandonos para la salida de la maravillosa canadiense.


Pasado apenas algún minuto de las 21:30, salió al escenario Loreena McKennitt y sus compañeros, no os puedo decir sus nombres ahora mismo (parezco ElSolodetransyl con sus escritos), conozco el de alguno de ellos, pero por no meter la pata os digo los instrumentos que a Loreena le acompañaban que eran: un percusionistas, un bajo/contrabajo, un guitarra, un violinista y una violonchelista que a la vez tocaba acordeon y hacía los apoyos vocales. Sencillos, humildes, con todos los instrumentos que iban a utilizar encima del escenario y un sonido que nos dejo a todos atónitos. No sólo por la calidad musical y el cristalino sonido que emitía el grupo era espectacular, fue además, por tener el volumen perfecto para escucharlo todo en su justa medida, ni alto ni bajo, todo sonaba a un nivel que solo podías pensar en el mimo que han puesto los ingenieros de sonido y la banda para llegar a tal perfección, y que cuando Loreena empezó a cantar con su dulce pero potente voz, todos los presentes nos quedasemos maravillados ante el nivel que presentaba la cantante canadiense con nada más y nada menos que 67 años.

La primera parte del concierto, de unos aproximadamente 45 minutos, estuvo dedicado al disco que celebraba el 30 aniversario antes mencionado, haciendo un repaso por temas tan míticos y mágicos como «The mystic’s dreams», «The Bonny swans», «The dark night of the souls» o la maravillosa «Santiago». Recordemos que gran parte de The Mask and mirror que vio la luz en el año 94, está basado en tradiciones de nuestro país. 45 minutos donde Loreena McKennitt y sus compañeros nos deleitaron con sus capacidades en los instrumentos, la violonchelista demostró tanto en su instrumento principal como en el acordeón y la voz, ser un complemento perfecto a la músico canadiense, el guitarrista jugaba con su elemento natural, dando el apartado más duro utilizando la guitarra eléctrica o dotando al sonido de tonos arabescos, mediavales o clásicos en los momentos que tocaba. El apartado rítmico quedada en un plano bastante presente en la percusión que hacía de una presencia parecida a la guitarra en el aspecto de dar la característica musical a los temas y un segundo plano y mas discreto al bajista, algo habitual que esto ocurra, sabiendo que es un apartado más rítmico y que sobresale menos normalmente. Caso a parte el violinista que dejó a la gente absolutamente enamorada ante la capacidad y cualidad técnica que mostraba, siendo posiblemente el músico más destacado junto a Loreena.


Tras finalizar esta parte del concierto, Loreena y los suyos se retiraron para descansar y retomar fuerzas, y así encarar con garantías la segunda parte del hasta el momento, minimalista pero mágico espectaculo. La gente fue cómodamente también a los puestos de comida y bebida colocados estratégicamente para poder refrescarse ante el intenso calor que todavía reinaba en el ambiente, a pesar de soplar un poco de brisa aleatoriamente durante todo el concierto. Los precios de los avituallamientos, comparandolos a cuando voy a los conciertos rockeros están en precios parecidos, siendo quizás el agua donde abusan en exceso de que una botella pequeña valga 2€. Los bocadillos a 5€ si es un precio razonable aunque gran parte del público llevaba encima su cena, momento que aprovechaban durante esos 15 minutos de descanso, para dar cuenta de él. Decir que durante el registro de entrada, a parte de por supuesto cualquier material peligroso se retiraba, lo que realmente te obligaban a no entrar era cualquier tipo de bebida, permitiendo la comida sin ningún tipo de problema.


Una vez pasados los minutos necesarios para que el grupo de músicos recuperaran la energía, volvieron a salir al escenario, esta vez si, con la noche completamente oscura y donde las luces sencillas y tenues iluminaban a Loreena McKennitt y los suyos, dió comienzo la segunda parte del concierto con un inicio maravilloso, sonando para el regocijo de la gente allí presente «All souls night», tema con el cual conocí en su día a la artista canadiense con su disco The visit en el año 91 y que hasta hoy, de vez en cuando tengo por escuchar en el caso de necesidad de querer desintoxicarme del metal que escucho diariamente. Los pelos de punta cuando escuchamos de nuevo la voz de estilo soprano tan esplendorosa como durante los 45 minutos anteriores, y que seguirá igual hasta el final del recital. La banda continúa soberbia cuando nos damos cuenta que en esta segunda parte estará dedicada a temas destacados de la mayoría de sus trabajos restantes que estan fuera de ese 30 aniversario del The Mask and Mirror, así es como nos llegan joyas como la citada anteriormente «All souls night» o «Marco Polo» y «Dante’s prayer» del The books of soul su disco más vendido con más de 4 millones de copias, dos solo en los USA, «Ages Past, ages Hence» de su último trabajo en estudio Lost souls del 2018, «The gates of Istambul» y «Penelope’s song» del disco An ancient muse que supuso la vuelta de Loreena a la actividad tras un parón que fue entre el 1998 y el 2007, y que con algún tema más del resto de discos, obviando casi por completo su primera etapa, nos llevó al final en un suspiro que hizo que perdiéramos la noción del tiempo trascurrido.



Hay que sobre todo darle a los acompañantes de Loreena el correspondiente mérito ante la calidad que atesoran, pero lo de esta veterana músico canadiense es de una calidad sobresaliente, continuamente estuvo cambiando de instrumentos ante las necesidades de cada tema; siendo la mayoría de ellos interpretados a piano, pero especiales los momentos en los cuales utilizaba el arpa, dotando al ambiente de un aura mágica y que nos hace soñar ante un elemento tan poco utilizado en la música de masas.
Los músicos tras terminar de tocar «Dante’s prayer» dieron por finalizado el concierto ante el emocional aplauso que el público dió durante algunos minutos. Como es normal, salieron de nuevo para ahora sí, dar su último toque magico a la noche, deleitandonos con un sensacional «Tango to Evora» que puso a la gente en pié y emocionó sabiendo que esto terminaba. Saludaron a las cerca de 3000 personas que nos dimos cita allí de los cuales, bastantes éramos rockeros y que sabíamos que a pesar de estar ante unos músicos que están fuera de nuestro circuito habitual, sabemos que forman parte de nuestra vida. Porque señores, Loreena McKennitt es una de las estrellas musicales que más ha influenciado a música como el folk rock o el metal sinfónico, mujeres como Tarja Turunen, Floor Jansen o Marcela Bovio, junto a grupos como Skyclad, Schandmaul, In extremo o Korpikklani le deben mucho a ella. Alguien que supo acercar sin ninguna intención comercial, más bien como una casualidad del destino una música tan especial, que por una serie de causalidades dieron con que servidor viera por primera vez en su vida, a un personaje tan inigualable.
La gente en silencio abandonaba el recinto con una mezcla de tristeza y alegría, tras presenciar algo que será eterno. Muchos nos quedabamos caminando pensativos y reflexivos; creo que a veces la vida nos atropella, lo hacemos todo deprisa, no nos páramos a pensar, solo actuamos y nos dejamos llevar por una sociedad dedicada al consumo y poco más, sin embargo, lo de esta noche te invita a parar, relajarte y sentir el mundo que nos rodea. Es increíble como Loreena McKennitt es capaz en mitad de una plaza de toros, en el centro de una ciudad, que su música te transporte a lugares lejanísimos, o a estar en medio de la naturaleza a la sombra de unos árboles o en la España de la edad media. Porque esa es su mágia, aislarte del tiempo y del espacio, da igual sea con sus discos o sus directos, su cometido es que sueñes, te aisles del mundo actual y quedes como en un sueño lucido a la elección de sus canciones en un viaje místico y espiritual en el buen sentido de la palabra, nada de religiosidad, sólo su música y tú, y eso, no es fácil de conseguir.
Lentamente salimos del recinto donde un solitario puesto de merchadising lleno de gente, vendía el material que Loreena McKennitt tiene a disposición por medio de su sello independiente Quinland Road, siendo ella la que maneja sus tiempos a la hora de componer y sacar su música. Sí cuenta luego con el poder de Universal music en su distribución mundial. Curioso que trabaje de la misma forma con su productora y agencia a la hora de preparar giras y conciertos, hecho que le facilita su comodidad y el de sus músicos la elección de los lugares donde va a tocar y así se acopla a sus condiciones musicales para crear esa magia entre público y escenario, de ahí que tenga en su currículum lugares mágicos donde ha tocado del nivel de la Alhambra de Granada, Teatros Griegos y Romanos o Castillos ingleses y Franceses. Volviendo a la comparación con el Rock, las camisetas se vendían a un precio de 30€, considero un precio bastante alto a pesar de ser inferior a muchos grupos de nuestro estilo, y los CDs oscilando entre los 15€ y los 40 o 50€ en ediciones limitadas muy especiales. Todo hay que decirlo, muy bien editadas y completas de material.

La vuelta a casa se hizo un poco larga, tenía dos horas casi de coche hasta allí, en el coche, mi mujer, mi niña mayor ( la pequeña está en su mundo de Kpop y no quiere saber nada más del mundo que le rodea) y Loreena McKennitt me acompañaron por la autovia que pasa por Alicante, a horas oscuras y silenciosas, salvo el tramo que pasa cerca del aeropuerto del Altet. Venciendo al sueño llegamos hasta casa, y descansamos plácidamente con una sensación de tranquilidad y relax que incluso ahora, escribiendo estas palabras tengo, sintiendo al alrededor todavía, algo de mágia que se escapo anoche y llegó hasta nosotros, acompañandonos de momento, hasta que poco a poco vaya perdiendo se esa sensación. Luego nos quedará recordar que una noche en Murcia, fue todo mágia…
