Por Carlos Citoler
En todo cartel de un gran festival que se precie hay alguna joya escondida que acaba convirtiéndose en la jodida revelación de la noche, y en este Black Templar Extreme Metal Fest, Last Dream están llamados a ocupar ese lugar.
Trabajando en la sombra, ensayo tras ensayo, Sergio, que divide su tiempo entre Last Dream y Banished, con quienes la edición pasada ya pudo saborear las mieles del festival, Víctor y Eduardo, que hacen lo propio con Sinecuanum, el joven Mateo tras los bombos y que será el encargado de aportar el espíritu Punk a la propuesta, y el debut de Darío a las voces, Last Dream fue una de las primeras confirmaciones de un festival que, aún lanzando el órdago de contar en su cartel con varios nombres ilustres en la escena extrema mundial, no olvida ni descuida la enorme base de nuevas bandas que se mueven en el underground local, dándoles la oportunidad y el espacio que merecen y se ganan a pulso con su esfuerzo diario.
Con su peculiar mezcla de estilos e influencias, que van desde el Thrash más corrosivo y descarado, mezclado con estocadas puramente Death, y, porqué no, como antes hemos comentado, mucha actitud punk, los oscenses conocen a la perfección la exigencia del escenario montisonense, así como el Festival es sabedor de lo que el quinteto se trae entre manos en su propuesta. Por tanto, si el logo de Last Dream figura en el cartel del festival desde que empezaron a conocerse la primeras confirmaciones del mismo, por algo será.
Debut en vivo y apertura del festival por todo lo alto del quinteto local, puesta de largo rodeados de bandas con un nombre y peso ganados durante décadas, y la oportunidad de que Last Dream demuestren en vivo el trabajo acumulado en el local de ensayo y suplir la falta de recorrido con ese extra de pegada y ganas de las que, confirmamos, van sobrados.
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