Texto de Carlos Citoler.
¿Qué hacer cuando llegas a lo más alto, cuando en tu trabajo alcanzas un nivel por el que has estado peleando durante años, y un buen día, descubres que has logrado la meta que te proponías? Pues seguir intentando mejorar, no queda otra. ¿Y qué pasa, trasladando está pregunta al ámbito musical, y poniéndonos del otro lado, cuando uno de tus grupos de cabecera se ve en la difícil situación de dar continuidad a uno de sus trabajos más redondos? No hace falta que respondas, te lo digo yo: darles de hostias hasta en el carnet de identidad, muchas veces, sin haber siquiera catado el mismo,… Más de una enemistad han creado los debates …And Justice-Black Álbum, One Second-Host, y seguimos sin aprender,…

En esta tesitura se encontraban los mallorquines Helevorn, que tras el sublime Aamamata de 2019, el uno de Enero del presente nos quitaban la resaca de golpe al anunciarnos que a principios de 2024 tenían previsto entrar en el estudio para grabar lo que sería su quinto trabajo. Y lo que es más importante, y jodido, intentar dar digna continuidad a un trabajo tan redondo como fue Aamamata. Por que a ver quién es el guapo que intenta superar la bestialidad de Aurora, el bonito de cara que se saca de la manga una daga más hiriente que Nostrum Mare, o intenta igualar la magia que la DIOSA Heike Langhans vertió sobre The Path to Puya. Más aún cuando, tras cinco eternos años, pandemias y confinamientos entre medias, el núcleo de Helevorn ha sufrido en sus propias carnes un éxodo de miembros más que importante, solo repitiendo Josep y Sandro respecto a su anterior etapa.

Y Espectres, tirando de infantil juego de palabras, ha ahuyentado todos los fantasmas que podían rondar al hoy quinteto balear. Porqué los languidecientes teclados que dan inicio a Inherit The Stars, primer adelanto y tema que abre el trabajo, ya por si solos te transmiten la sensación de vuelta a casa, al hogar. El placentero bienestar de saberte protegido por lo conocido, por esa melancolía marca de la casa de Helevorn, solo rota por la entrada en tromba de Sandro y Alex, novedad este último a las guitarras, que dibujan los grisáceos paisajes por los que el grupo promete seguir llevándonos de la mano, hasta que el santo y seña de Helevorn, la personal voz de Josep, entra en la ecuación. Una banda, como decíamos antes, que ha visto como su alineación ha cambiado en esta nueva etapa, dato que nos creemos porque así lo indica su nota de prensa y seguimos sus redes sociales, porque lo que Inherit The Stars destapa es lo que Helevorn nos tenia acostumbrados hasta ahora, y que conste que no se me ocurre mayor piropo: poderosas guitarras que se alían con unas delicadas orquestaciones por parte de Pedro, otra de las caras nuevas del proyecto, todo ello bajo el marcial paso que Sebastia (Trallery) y José imprimen, coronando el pastel la inconfundible voz de un Josep que continúa en el mismo estado de gracia y con la misma versatilidad que hace inconfundible el sonido Helevorn.
Y todo ello, según nos adelanta la banda, girando en torno a la Hauntologia y esa necesidad, no sabemos si natural o impuesta, de controlar un futuro que cada vez es menos incierto para algunos, al menos para sus creadores. En este escenario, los espectros de un pasado ni muerto ni enterrado campan a sus anchas, mostrándonos pinceladas, tanto sociales como musicales, de lo que pudo ser y no fue, alimentando la eterna idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor,…
Claro ejemplo sería The Defiant God, en la que esos «fantasmas musicales» del pasado llaman a la puerta con fuerza, pero está vez revestidos de la elegancia de quien nada tiene que demostrar, entre delicadas y etéreas atmósferas sobre las que la dualidad a las voces dominan un tema de un pasado no vivido en un futuro que nos recuerda que nunca llegará.
O Signals, el que fue segundo adelanto del disco, y que con sus sorprendentes teclados de apertura nos viene a recordar que idealizar el pasado, limpiándolo de toda mácula, tampoco sería lo correcto, ya que este, con sus aciertos y sus errores, ha derivado en el imperfecto presente del que gozamos hoy. Un tema que va oscureciéndose a cada nota, a cada escucha, ahuyentando ese halo discotequero que tanto repudiamos los trues, pero que no debemos olvidar que fue paso natural para muchos de los grandes grupos del genero en épocas pasadas, por mucho que éstos hayan vuelto al redil mas duro en tiempos recientes. Signals fue el segundo adelanto del trabajo y sería un buen ejemplo de que hasta el rabo, todo es toro, ya que esos teclados iniciales que en principio pueden asustar, quedan encajados como un guante durante el transcurso del tema, convirtiéndolo en uno de los mas compactos del trabajo.
Como buenos isleños y conocedores de la peligrosa calma que habita en el centro del tifón, When Nothing Shudders y Unbreakable Silence cohabitan en el ecuador de Espectres, medios tiempos pantanosos en los que sumergirse y abandonarse a la melancolía. Tensa calma rota por zarpazos muy medidos en los que la banda revoluciona su propuesta, pero sin salirse de los patrones que ellos mismos se han fijado. Y que, por otro lado, nosotros no queremos que se salten, seamos sinceros, porque nos encontramos la mar de cómodos navegando en aguas conocidas, por mucho que fuera de nuestro ojo del huracán nos rodeen inexploradas olas que descubrir. Ya poco importa si es por intención propia de la banda, o por el hecho de que una vez lanzado al aire, los escuchantes tenemos el «derecho» de adueñarnos del trabajo de los músicos y hacerlo nuestro, pero este humilde grumete se zambulliría una y mil veces en las cálidas y conocidas aguas de Helevorn sin pensárselo dos veces, porque sé lo que me voy a encontrar, y me encanta.
L’endema endurece el viaje de inicio, como advirtiéndonos de que nos estuviésemos acercando peligrosamente a esas invisibles paredes que nos protegen dentro del salvador ojo del tifón. Tema cantado en su lengua materna y que, inevitablemente, cuando surge la dulce voz de Inés González, nos trae, me trae, a la memoria a la DIOSA Heike Langhans. Si bien es cierto que la colaboración de la Reina Midas en su anterior trabajo, Aamamata, se produjo en el tema The Path To Puya, estirando el concepto de la Hauntologia un poco más, la idea de un Nostrum Mare 2.0 rondaba en mi cabeza antes de iniciar su escucha. Tras disfrutarlo, siento una mezcla de alivio y vergüenza por mis prejuicios, ya que L’endema se destapa como uno de los temas claves del trabajo, con una soberbia Inés, que da el melancólico contrapunto perfecto a un especialmente crudo Josep a las voces. Daga envenenada que juega con el dulce vaivén de unas oscuras y atmosféricas melodías que nos recuerdan lo traicioneras y peligrosas que son las aguas de Helevorn.
La dupla elegida para el cierre de este Espectres, formada por The Lost Futures, potente e insalvable como tormenta en alta mar, y Children Of The Sunrise, donde la banda cuenta con la colaboración del inconfundible Thomas A.G. Jensen de Saturnus y la solemnidad de sus cuerdas vocales, además de la guitarra clásica del macedonio Jovan Milosevski, nos devuelven a la tranquila orilla, envueltos en las mismas olas que van a morir a una playa que, tras el trayecto de Espectres, descubrimos sin asombro y con dicha, que es la misma que nos vio partir.
Porqué, al fin y al cabo, Helevorn, su música y toda su trayectoria, tal vez sean eso, un viaje en el que no importa tanto el destino, sino el camino recorrido; donde lo que se busca no es el descubrimiento, sino el reencuentro. Si por mi fuese, firmaba a ciegas por otro cuarto de siglo de melancólica travesía junto a los mallorquines,…

Un comentario sobre “Grupo:Helevorn. Disco:Espectres. Sello:Meuse Music Records. Año:2024.”