
Por ElSolodetransyl
Víctor era un pipiolo de 14 años, el día que descubrí a Strikeback en el verano de 2014, en el Frenopátiko, “sala” de Vigo. Mientras Strikeback daban su concierto en Vigo, quien sabe si Víctor estaba con los calcetines húmedos porque esa tarde había llovido en su Coruña natal, o estaba con el libro de ejercicios de vacaciones Santillana, tras como buen adolescente gallego paparse un bocadillo de tetilla con membrillo, o lo que es más probable: estaba practicando con su guitarra el último tema que había aprendido en el conservatorio. Pero, de momento, dejaré a Víctor en paz, y haré un flasback de 10 años, situándoos en el verano de 2014 en el Frenopátiko, para llevaros en el tiempo hasta el Transyl en 2024.
El Frenopátiko programaba prácticamente todas las semanas bandas underground de thrash, black, death metal y grind-core. Es generoso por mi parte llamar sala al Frenopátiko, ya que en realidad era un garito/antro, de unos 50m2 con su barra, su futbolín, e incluso algo que de aquella no estaba de moda: era un local pet-friendly. O bien el dueño de la “sala” tenía dos o tres canes, o bien eran de un parroquiano. Los perretes eran de perfil lgtbiq+ que fornicaban entre ellos, ante la sonrisa del personal que allí se congregaba. Pero al Frenopátiko le faltaba algo fundamental: escenario. Aquella tarde no importó. En cartel estaban emplazadas Lethal Vice, Strikeback y Kuna de Odio.

Strikeback presentaban su disco “Share your Hate”, y aquello fue una puta barbaridad. Terminado su concierto, salimos fuera con una birra para comentar la jugada y que los canes se aireasen. Nos sorprendió la juventud de Strikeback, andarían en torno a los 22/23 años, así como Pili, su bajista en aquella época, que estuvo descomunal, y sobre todo la caña, las ganas y la energía a modo de thrash metal que habían dado en 30-40 minutos de concierto. A destacar de este disco que presentaban: Breathing Fire, Share your Hate, Kill or be Killed y This is Thrash.
Estos conciertos en los que descubro bandas, los tengo guardados en mi memoria, porque las bandas consiguen por una razón u otra tocarme la fibra de alguna manera. Y he procurado en la medida de lo posible seguir la evolución de las mismas. Strikeback desde que los conocí en el Frenopátiko en 2014 han editado: The Plague en 2018 (Wall of Silence, New Order, Until Dawn, Beyond the Pale, B.H.S. son imprescindibles) y en 2023 el EP World in Decay ( Secrets and Lies, World in Decay, Bound by Desire, aunque los otros dos temas son redondos).
Semifinalistas en la Metal Battle Spain en 2016; subcampeones en 2018, esto es se quedaron a un paso de tocar en Wacken; han abierto para grupos de talla mundial como Soulfly y Brujería; tocan en el Resu en 2016 y en 2019. “Yo era fan de Strikeback, estaba viéndolos en primera fila en el Resu de 2019”. Estas palabras, entre otras muchas que compartí con él, me las dijo Víctor, ya con 24 años, al terminar el concierto de Strikeback el pasado 19 de enero del presente. Y es que Víctor pasaría de verlos en primera fila en el Resu de 2019 como fan, a subirse con ellos al escenario como miembro de Strikeback.

En estos 10 años que conozco a la banda, los habré visto como unas 7 veces. La mejor hasta ahora, había sido la del descubrimiento en el Frenopátiko. El resto de ocasiones que los he visto, se quedaban en un notable alto, pero nunca llegaba al punto Frenopátiko. Hasta que llegó el viernes 19 de enero, con un Transyl al borde del lleno, dónde Strikeback dieron un concierto redondo.
Empezaron con un pequeño problema, al quedarse el micro de Liber sin sonido, pero el incidente quedó en mera anécdota. Desde el inicio del bolo hasta el final del mismo fueron pura mala hostia y rabia traducida en energía a modo de thrash metal old school, que supieron trasladar desde el escenario a toda la peña que los estábamos viendo en el Transyl.
Como lector muchas crónicas de conciertos me parecen una chapa, así que os daré algún que otro detalle de su directo. De su setlist me parecen canciones top: Beyond the Pale, Kill or be Killed, Over Again, This is Thrash y World in Decay. Si ya en estudio son temazos, en directo las mejoran. No me chirría nada: Liber a la voz está pletórico, en mi opinión tiene una presencia y un carisma encima del escenario, que a pocos le he visto. El resto del grupo no se queda atrás, la labor y la técnica de las guitarras es de banda top, al igual que el bajo, y sobre todo la caña y la tralla del batería. Todo ello hace que la banda y los temas funcionen.
Me voy a parar en dos canciones que para mí fueron el éxtasis de la noche ( y había bebido una birra y dos tristes fantas naranjas): Secrets and Lies, después de B.H.S. Secrets and Lies es su primera “canción lenta/llámelo usted balada”. Fue una apuesta arriesgada colocar Secrets and Lies, después de un tema tan cañero como B.H.S. De hecho el propio Víctor me diría en nuestra conversación algo así como “al principio era un tema que me molaba, pero que no sabía como podría funcionar en directo, y hoy por hoy es la que más me gusta tocar en vivo”. Y no es para menos, porque sí es un tema lento, pero está lleno de matices, y al salirse de la onda a la que nos tienen acostumbrados, a mí personalmente me gusta más si cabe.

Secrets and Lies podría haber enfriado el concierto al bajar presuntamente el ritmo, pero no lo hizo. Es más la peña estaba disfrutando abajo y ellos estaban felices arriba, solo había que fijarse en la sonrisa de oreja a oreja que tenía Liber, el cantante,en el escenario. Tendría con él una conversación corta al salir de la sala, después de hablar con Víctor.
Por lo general antes del concierto de un grupo que me mola, la semana antes le doy un repaso a su discografía. Personalmente pasado el bolo le suelo dar descanso al grupo. A no ser que me hayan parecido sobresalientes en directo. Strikeback han seguido sonando en mi salón desde su bolo el 19 de enero.
En la puerta del Transyl remata este recorrido, por ahora, por la discografía de un grupo que tuve la suerte de descubrir de casualidad en verano de 2014, en el Frenopátiko, mientras Víctor, de 14 años, terminado el bocadillo de tetilla con membrillo, haber hecho los ejercicios del libro de vacaciones Santillana, se disponía a tocar la última canción que había aprendido ese día en el conservatorio.
En esa conversación corta de enero de 2024 ( no se me despiste el personal con las fechas) que tuve con Liber, los dos estábamos de acuerdo en que no esperábamos tanta peña en el Transyl: “prefiero tocar delante de 40 personas que la están liando, a tocar delante de 120 que están parados”, me dijo.
Yo me sinceré:
-Mira que os he visto veces, pero hasta hoy ninguna había superado la del Frenopátiko.
La respuesta de Liber:
-Hostia, el Frenopátiko! Es que cuánto más underground, más nos crecemos”
Ahí queda eso.
