Crónica Pre-Party Fortalesa Open Air. MORFINA + UDÛN + GOD’S FUNERAL + NETON (12.04.2024 Burning Rock & Food, L’Hospitalet).

Por Nocturno

Hospitalet de Llobregat no es el nuevo Brooklyn, ni es el nuevo Soho, ni tiene boutiques chic. Respira industria y exhala desprovista de glamour y de restaurantes exclusivos que la puedan delatar. No aspira ni anhela eso y ni falta que le hace. Es caótica pero tranquila a la vez. Una urbe a la sombra de Barcelona, fracturada por el estigma social y las vías del tren que la cruzan, pero aquí todavía hay gente en la calle, barrios obreros y bares de los de toda la vida, de esos que te sirven en vaso el café con leche de la mañana y te ofrecen una tapa gratis por la bebida y en donde desayunar no te compromete el presupuesto de la jornada.

En este ecosistema gris, de cemento y ladrillo se abre paso una de las principales arterias de la ciudad, la Avenida Carrilet, famosa entre la parroquia metalera por albergar la también archiconocida Sala Salamandra. Paralela a ésta, sube la calle Cobalto. A mitad de camino, como si del Póney Pisador se tratara, encontramos a modo de posada, siguiendo con la analogía, el local elegido por Manguales en asociación con Ad Arma para dar el “escopetazo” (Udûn tiene la culpa) de salida de la Pre-party del Fortalesa Open Air que se celebrará en el castillo de Hostalric, el próximo 4 de mayo. Un festival ambicioso en su concepción que promete aglutinar la flor y nata del metal extremo nacional e internacional. Como decíamos, el local que habitualmente es frecuentado por aquellos guerreros y almas errantes que reponen fuerzas antes y después de los ritos oscuros a los que son convocados, se va a convertir, al menos por un día, en un sitio no sólo de culto al bebercio sino también de veneración por las artes más oscuras. Pero no nos desviemos del tema, ni estamos en la afamada posada de Cebadilla Mantecona, ni en la idílica aldea de Bree, ni en la Tierra Media que creó la vasta mente de J.R.R.Tolkien.

Recordemos, estamos en 2024, en L’Hospitalet y entramos en el Burning Rock & Food del Jefe de Equipo del TikTok. Tras una agenda bastante apretada el pasado mes de marzo con Manguales convocándonos a ritmo de bolo por semana, llegamos al mes de abril a rebufo, siguiendo la misma actividad frenética pero ávidos de carteles jugosos como el que nos ocupa. Debo admitir que a un servidor le sorprendió el emplazamiento finalmente escogido y a juzgar por cómo se desarrollaron los acontecimientos posteriormente, el mal presagio que llevaba rondándome la cabeza hacía semanas, se hizo realidad. Escéptico que es uno. Con una más que generosa entrada, parte de la cual se concentraba a las puertas y en la planta baja del mismo local, enfilamos escaleras arriba hacia la planta superior donde estaba montado todo el tinglado, no sin antes tropezarnos y saludar a muchas caras amigas.

Para cuando me plantaron el sello de Manguales en la mano, los tarraconenses God’s Funeral ya estaban descargando sus atronadoras y pesadísimas notas sobre nuestras cabezas. Riffs largos, graves, a ras de suelo que te envolvían en un ambiente denso e infinito del que no puedes escapar. Destacan sobre esta cadencia lenta, lúgubre y tenebrosa la base rítmica que impertérrita nublaba todos nuestros sentidos desde el pequeñísimo escenario. La voz de Abel profiriendo blasfemias sonaba poderosamente infernal y espesa, como si vertiese alquitrán al rojo vivo sobre nuestros pies. Tal era la espesura del arte de God’s Funeral. Doom con tintes Death tan pastosos como el mortero. Sin darte cuenta te encontrabas como Ártax, en el Pantano de la Tristeza. Y lo jodido es que te daba igual. Actuación impecable, diría que perfecta en cada uno de los temas que fueron desgranando, decadencia, opresión y muerte en cada nota, con largos desarrollos y cambios muy bien ejecutados que además contó con el mejor sonido de la noche. Cayeron temazos como Enterrat Viu, Omplint el Cenotafi o Marcha de los Sin Rostro.

Mientras los verdugos iban recogiendo sus armas de destrucción masiva y un servidor se abría paso entre el lodazal hasta la barra del bar, birras y chupitos de Amor – Odio (Jack Daniels Honey + Jack Daniels Fire) iban cayendo entre mi cuadrilla a la vez que clavaba la vista en los stands de merch que las bandas habían improvisado encima de mesas del local: vinilos, cd’s, camisetas, cassettes, parches, pegatas, flyers… de todo. También me llamaba la atención que en ningún momento se apagaron luces mientras las bandas tocaban. Todo el bolo se hizo con las luces del local encendidas de principio a fin, cosa que junto con las dimensiones de la planta y el número de personas allí presentes, al cabo de unas horas, acabaron siendo insuficientes los dos aires acondicionados que colgaban del techo. Eso o era que ya estábamos en el Infierno. La segunda banda de la noche pisó el escenario, Neton, con su “metal barbárico” tal y como nos lo recordaban los que lo gritaban entre el público asistente por detrás nuestro. Debo decir que fue una pena que no pudiera disfrutar como me hubiese gustado de su directo porque el sonido de la sala lo lastró bastante. Hubo momentos en los que no se escuchaba en absoluto a su vocalista, Kike (DIOS) y otros en los que la batería y el bajo se comía casi literalmente las guitarras. A partir de aquí, esto ya fue la tónica de la noche. A pesar de esto, Neton, banda que marcó su debut en noviembre de 2023 y que venían presentando su EP “Tierra Quemada”, hicieron acopio de buena actitud y entrega para ofrecernos, a nosotros los desalmados, todo un trallazo en toda regla: riffs rasgadores y vertiginosos que se entrelazan entre sí y Kike moviéndose entre el gutural más brutal y bestia y el alarido más agudo y afilado, todo esto aderezado con hirientes blastbeats que hicieron tambalear las paredes del Burning Rock & Food. El Decapitador Errante, A la Sombra de Vaélico o la homónima Tierra Quemada sirvieron de ingredientes para golpear con furia arrasando a todos los allí presentes.

Ya bien entrada la noche y con la tercera banda, Morfina, calentando motores en el escenario, el sonido no mejoraría. Acoples varios, guitarras que a veces se hacían difíciles de escuchar, micros a veces “muteados”… pero lo que Morfina transmitió encima del escenario hizo olvidar por completo todos estos detalles técnicos. La banda formada en 2022 en Castellón por Pablo (guitarra) y Andreas (vocalista) arrojaron en directo con el EP Violence (Mayo de 2023) más otros temas nuevos, una agresión sonora casi insurrecta y subversiva en forma de blackmetal sobre el público. Los blastbeats, los trémolo picking punzantes, casi hipnóticos y la manera “punkarra” de Andreas a la hora de ejecutar vocalmente sobre el escenario invitaban a iniciar una rebelión contra todo lo establecido. Un estallido potente de mala hostia que, personalmente, necesito volver a sentir en vivo. Los temas que fueron cayendo como latigazos fueron entre otros Esclavos de la Enfermedad, Beast of No Nation, Consume Your Existence, Arder entre Llamas o la, para mí, indispensable Violence, Chaos, End. Según pude hablar con ellos, me comentaron que el próximo mes de Junio editarán nuevo material por lo que habrá que seguirles la pista sin duda alguna a una de las bandas revelación nacionales que más me sorprendió de 2023.

Y se acercaba el Fin. Se acercaba la negrura. La provocación y la amenaza constante. La Oscuridad. Udûn tomó el escenario, como quien reclama el trono. Nefast con su característico corpse-paint tomó el micro y aquello fue una locura. El sonido de la sala seguía siendo lo único reprochable, lo único realmente negativo con momentos en los que no se escuchaba el solo o el riff de Ghuul Von Hell, con constantes acoples, cada vez más detestables sobre todo entre tema y tema. Desde el concierto de Abbath en el Salamandra a principios de este año que no salía con tremendo tinnitus de una sala. Sin lugar a dudas, una asignatura pendiente si a futuro se van a programar más conciertos en este local. Dicho esto, Udûn banda formada en 2020 y que cuenta con una Demo, a saber, La Inmensidad del Cielo Negro y el EP Lanza de Longinos, ambos trabajos lanzados en 2023, en Junio y Octubre, respectivamente, nos barrieron literalmente a todos a base de letanías blasfemas, impías y anticristianas. Un vendaval de riffs a cargo de uno de los mejores guitarras de la escena: Ghuul Von Hell y una sección rítmica precisa, imperturbable con un bajista incisivo y un batería ejecutando una tormenta de furiosos blastbeats que nos iban azotando nota tras nota como si de un MG-34 se tratara disparando al personal en total furor e intensidad bélica, al más puro estilo Marduk. Mención a parte merece también la actuación impecable de Nefast, escopeta al hombro, que me pareció de lo mejor de la noche. Sin palabras. Un frontman nato al que se le quedaría pequeño cualquier escenario que pisase. Una banda, Udûn, con un directo provocador y un blackmetal de pico y pala, crudo y directo que arrolló todo cuanto se puso en su camino. Ni un panzer dejaría tanta ruina, ni tantos escombros y cadáveres a su paso. Entre los temas que cayeron entre la multitud como bombas de hidrógeno, fueron entre otros, 33 Latigazos, Hache Hi Watan, Madre Guerra, Ríos de Sangre, Noche Negra, Roja Aurora, Letanías Malditas, Horizonte de Sucesos.

Dije más arriba que L’Hospitalet no pretende ser el nuevo Brooklyn ni tampoco el nuevo Soho, uno no puede negar su naturaleza como cuando L’Hospitalet no puede negar que en realidad es, L’HospitalHell.

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